Los bienes peor conservados son los de titularidad pública
La propiedad de los bienes inmuebles declarados monumentos de interés regional o nacional se reparte, casi a partes iguales, entre la Iglesia, ayuntamientos, otras administraciones públicas, y particulares herederos de grandes patrimonios en trance de ruina. Según la arquitecta del Servicio Territorial de Cultura, Amelia Viaín, es difícil precisar con estadísticas en la mano, «que no existen», si los bienes culturales mejor conservados son los eclesiásticos, los públicos o los privados, aunque un primer vistazo al catálogo deja en mala situación al patrimonio público. Los bienes particulares no suelen ser los que se encuentran en peor estado de conservación, salvo excepciones, por la cuenta que les tiene en un mercado inmobiliario que, aunque escaso, en general les interesa. «En peor situación se encuentran los bienes de la Iglesia, pero no por desinterés, sino porque el patrimonio es enorme, aunque ellos procuran sacar fondos, pedir subvenciones, etcétera, de hasta debajo de las piedras, si hace falta». Aunque parezca mentira en la restauración de monumentos históricos los que salen peor parados son los de titularidad de las administraciones públicas. «Por ejemplo, las murallas de León y no pocos edificios puntuales. El monasterio de Villaverde Sandoval es de la Junta y se encuentra en un estado lamentable, lo mismo que el castillo de los Vega de Valcárcel, que pertenece al Ministerio de defensa». Para reparar este último llegó, incluso a elaborarse un proyecto arquitectónico hace quince años, Que está todavía sin ejecutar. Según los técnicos de la Junta cualquier intento por preservar el patrimonio arquitectónico provincial pasa por ingentes inversiones públicas, practicamente incuantificables, dado lo abultado del catálogo de monumentos oficialmente reconocidos y el de los que los que no lo han sido aún. No se puede hablar de cifras porque, según los técnicos, tampoco habría fondos suficientes. «Disponer de fondos suficientes para todo el catálogo de edificios históricos es imposible» AMELIA VIAÍN, arquitecta del Servicio Territorial de Cultura