Rajoy advierte a los rebeldes del PP gallego que no consentirá «vetos»

Mariano Rajoy dio ayer un golpe de autoridad ante el sector crítico del PP gallego en la clausura del congreso que reeligió a Fraga como presidente regional del partido, con el 95,3% de los votos. El líder popular advirtió a los rebeldes de que nadie tendrá propiedad privada ni derecho de veto en las listas que decidirá Fraga para las autonómicas del 2005. Rajoy amonestó a Baltar y los suyos, y anunció que, después del patrón, los «referentes» del PP de Galicia son Feijoo, Barreiro y Palmou, al que los díscolos siguen poniendo fecha de caducidad como número dos. El presidente del PP abandonó el silencio con el que siguió agazapado el conato de escisión y dijo en 25 minutos lo que Fraga lleva callando un mes sobre la crisis que ahora achaca a titulares de prensa. Rajoy lanzó cinco mensajes explícitos a los críticos, con una contundencia que sorprendió a 3.000 cargos y compromisarios que abarro-taron el auditorio del Pazo de Congresos de Santiago. Tras acreditar su conocimiento en primera persona de las sensibilidades en el PP gallego (en el congreso de 1998 fue enviado a la esquina de la tribuna, bautizada como poleiro, mientras Cuíña, Baltar y Cacharro paladeaban la gloria), explicó que quiere un partido con «personas honradas y no arrogantes» que trabajen unidas para llevar a Fraga al quinto mandato. Agregó que esas candidaturas para las autonómicas (el frente en el que Baltar ha pactado su autonomía de maniobra con Fraga) deben representar «los intereses de las personas y del PP, no otros». Y concluyó con un recado inequívoco para los rebeldes: «Estas listas son de Fraga y del PP. Aquí nadie tiene el derecho a la propiedad privada, ni el derecho de veto». Rajoy fue interrumpido por una sonora ovación, debidamente secundada por Baltar y los diputados que amagaron con romper la mayoría de Fraga.