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| Análisis | Los desafíos de la Carta Magna |

El «no» que puede romper la Unión

sede política de Italia desde la antigua Roma

Publicado por
D. Sampedro - enviado especial | roma
León

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Los líderes de los 25 países de la Unión rubricaron ayer en Roma la primera Constitución común en la historia europea en un acto que reafirma el compromiso con este texto pero que no permite desbrozar el aventurado camino que le queda por delante a la Carta Magna hasta su entrada en vigor. Bastaría con que el Reino Unido, o cualquier otro país, votase «no» en un referéndum amenazar de muerte a toda la UE. Y no existen recetas mágicas para salir de esta hipotética crisis. 1 ¿Qué plazo hay para ratificar la Carta? Dos años a contar desde ya, para que pueda entrar en vigor a partir del 2007, y entre tanto dormirá en una especie de limbo. Hay una cláusula ambigua que dice que si para entonces los cuatro quintos (80% de países) no han ratificado, el Consejo «se ocupará de la cuestión». 2 ¿Se aplicarán todos los artículos de la Carta en el 2007? No, porque los principales cambios para el funcionamiento institucional, como la regla de la doble mayoría, deberán aguardar al 2009, cuando se celebrarán las siguientes elecciones a la Eurocámara. Y no será hasta el 2014 cuando se reduzca el tamaño de la Comisión, de 25 a 18 comisarios. 3 ¿De qué modo puede ser ratificada? Hay dos vías, la parlamentaria o el referéndum. Italia aspira a ser el primer país en aplicar la primera solución, pues ayer mismo fue convocado un Consejo de Ministros extraordinario para ocuparse del asunto, mientras España quiere dar ejemplo siendo el primero en hacerlo mediante un plebiscito, previsto para el próximo 20 de febrero. Zapatero lo anunció ayer. 4 ¿Dónde se concentran los riesgos? En el referéndum, porque su resultado es más impredecible. Además, esta vía es un imperativo constitucional para socios como Dinamarca e Irlanda. Otros como la República Checa, el Reino Unido, Francia, Luxemburgo, España, Holanda y Portugal también recurrirán al plebiscito, mientras Bélgica, Lituania y Polonia se lo piensan. El mayor riesgo se concentra en Francia y, sobre todo, en el Reino Unido, cuyas opiniones públicas se muestran más contrarias al nuevo tratado. 5 ¿Y si el pueblo soberano dice «no»? Los expertos hablan de varias soluciones, y la más radical sería la disolución de la Unión Europea. La práctica comunitaria parece dictar que una opción factible sería volver a convocar el referéndum y ganarlo, operación realizada con Dinamarca en el caso del Tratado de Maastricht y en Irlanda, con el de Niza. Pero es posible que ésta no fuese una solución válida para un país del tamaño de Francia o el Reino Unido. 6 ¿Pueden coexistir dos modelos y que la Carta se aplique sólo al que ratifica? Un estudio del European Policy Centre dice que, a nivel teórico, sería una «opción posible jurídicamente» (artículo 30 de la convención de Viena sobre la ley de tratados). Pero el fallo estaría en la práctica, porque la Constitución cambia de pies a cabeza la forma de funcionar de la UE. Sería impensable, por tanto, que los británicos, por poner un ejemplo, mantuviesen dos comisarios en Bruselas y todos los demás países, uno. O que Londres preservase el veto sobre unas políticas que los demás socios han comunitarizado . 7 ¿Podría adoptarse la Constitución con excepciones? Las cláusulas, que mantienen a un país alejado de una política o decisión, han sido una buena solucionar mantener la neutralidad militar de socios como Irlanda, o para incorporar a Dinamarca a la UE, pese a Maastricht. Pero, por la misma razón que en el apartado anterior, estas salidas parciales de la UE no serían válidas cuando se habla de derechos fundamentales o de reglas para funcionar todos juntos. 8 ¿Debería salirse de la UE el país que diga no? Algunos líderes, como Jacques Chirac, blandieron alguna vez esta arma contra quienes no mostraban gran simpatías por la Constitución. El problema es que el «retiro voluntario» de la UE no está regulado en el actual tratado, sino que figura por primera vez en la Constitución. Por tanto, no sería aplicable porque, jurídicamente, la UE tiene un carácter «irreversible». Aún así, sería prácticamente la única alternativa que le quedaría al país que decide no ratificar el texto constitucional. «Europa nos mira. Vamos a ser una referencia y un ejemplo. Nuestro voto tendrá una dimensión continental» JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO, presidente del Gobierno español

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