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Lo que cambiaría el mundo si gana JFK II

Si el senador demócrata accede a la Casa Blanca, EE.UU. establecería una nueva relación de amistad y cooperación con Europa y Oriente Medio

Publicado por
Enrique Clemente - redacción | madrid
León

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Europa y España han votado masivamente por John Forbes Kerry en las encuestas. El segundo JFK. Como él en las siglas. Como él en la religión: católico. La legión de críticos de Bush vaticinan una catástrofe si éste es reelegido. Pero, ¿cómo cambiaría la política exterior norteamericana si se produce el relevo en la Casa Blanca?, ¿qué significaría para el mundo? Es la elección entre la Pepsi y la Coca, dicen quienes esperan sólo cambios cosméticos si vence el senador demócrata. Y se basan en hechos ciertos: Kerry, que ha apoyado la construcción del muro de Israel, mantendría su respaldo a este país; enviaría más tropas (dos divisiones enteras) a Irak; y continuaría sin ratificar el Protocolo de Kyoto o el tratado sobre el Tribunal Penal Internacional. En el conflicto israelo-palestino no es indiferente, sin embargo, que gane uno u otro. Así lo demuestra que el Gobierno de Sharon prefiera a Bush, al que califica como el «mejor aliado de la historia de Israel». Y que durante la presidencia de Clinton se estuviera a punto de llegar a un acuerdo para poner fin al conflicto de Palestina. Con Arafat prácticamente descartado de la dirección se abren nuevas posibilidades de paz que un presidente demócrata sabría explotar mejor. Es probable incluso que nombrara al propio Clinton enviado especial de EE.UU. a la zona para dar, esta vez sí, el impulso definitivo a la creación de un Estado palestino. Sobre los tratados multilaterales que Bush ha rechazado, Kerry intentaría volver a negociar y presentaría nuevas alternativas, por ejemplo otros acuerdos sobre el cambio climático y una nueva colaboración con el TPI. Nadie debe hacerse muchas ilusiones. Es evidente que en Irak el senador no imitaría a Zapatero. No se retiraría porque ni puede ni quiere ni debe, de momento, hacerlo. Pero ya ha reconocido los errores cometidos por EE.?UU. y buscaría con ahínco dar un mayor papel a la ONU para salir del caos actual. ¿En qué consistiría entonces el cambio si gana Kerry? Fundamentalmente en una nueva relación con los aliados, sobre todo europeos, basada en el respeto mutuo y la colaboración, muy alejada del desdén, los reproches y las represalias de la Administración Bush hacia la Vieja Europa. Una situación que han sufrido Francia y España. Kerry sería más pragmático, más multilateralista y más próximo a Europa. Pero continuarían las discrepancias con la UE en los asuntos calientes: Irak, Irán, China y en las relaciones comerciales, pues los demócratas son aún más proteccionistas que los republicanos. Una victoria de Kerry supondría también una derrota para los neoconservadores que han impuesto sus criterios en la Administración Bush, aprovechándose del 11-S. Convencidos de que América encarna el bien y de que su misión moral consiste en exportar la democracia al mundo, aunque sea a base de bombas, su influencia resultó decisiva en Bush para que emprendiera la guerra contra Sadam. Los «neos» quieren rediseñar el mapa de Oriente Medio, una operación en la que Irak sería el ejemplo, pero sólo la primera pieza. Irán está en su punto de mira. Si vence Bush, le presionarían al máximo para que continúe allí su cruzada. Más aún si se repite otro 11-S. Hay analistas que especulan con que si Bush es reelegido su política exterior sería más moderada, porque así suele ser -dicen, sin apoyarlo en argumentos sólidos- en los segundos mandatos. Afirman que mitigaría su unilateralismo, escaldado por el fracaso en Irak y obligado por el gigantesco déficit, se acercaría más a Europa y abandonaría su muy cuestionada política del ataque preventivo. La experiencia ha demostrado que Bush es un cristiano renacido inflexible y maniqueo, que cree liderar una lucha a muerte entre el bien y el mal, en la que el empleo de la fuerza está bendecida por Dios. Una victoria podría confirmar sus tesis belicistas y le llevarle a más «aventuras».