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El crudo, peor oposición que el PP

Rajoy se impone a pesar de los excesos de Aznar

Rajoy se impone a pesar de los excesos de Aznar

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Manuel Campo Vidal - madrid
León

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Entre el segundo aniversario del Prestige y el cohete de la inflación, el petróleo ha enfangado la vida política española. Hoy por hoy, desde luego el precio del barril de crudo es la peor oposición que tiene delante Zapatero. Ni las frases más ácidas de Zaplana o de Acebes, ni los misiles intercontinentales que lanza Aznar desde Washington, ni la pirueta que prepara Batasuna para escapar de la ilegalización que ha desecado sus arcas, inquietan tanto en Moncloa como el oscurecimiento de la economía. Zapatero teme más la subida de precios y el freno al crecimiento por el precio del crudo que la torpeza de algunos ministros, y sobre todo ministras, con perdón, que siguen desafinando y sin coger el ritmo de la partitura presidencial. Los ministros estrella No es el caso desde luego de algunos ministros estrella, como José Montilla, titular de Industria, Turismo y Comercio, al que, junto a los dos vicepresidentes, Solbes y Fernandez de la Vega, se le considera integrante de la lista de aciertos de Zapatero. Sin dar un ruido y dejando que los accionistas actuaran, o acaso promoviendo sus movimientos, Montilla consiguió descabalgar a Alfonso Cortina de la presidencia de Repsol a favor de Antoni Brufau de la Caixa, que preside también Gas Natural. Desde hace cuarenta y ocho horas ya conocemos parte del precio pagado por La Caixa por ese avance en su estrategia de control del mercado energético: encargar un gigantesco buque gasero a Izar Sestao que dará tres años de trabajo al astillero y permitirá a Zapatero cumplir su compromiso con los sindicatos en contraposición con la SEPI. En Ferrol y en Cádiz permanecen atentos a nuevas carambolas de esa trascendencia para despejar su futuro inmediato. El petróleo es el enemigo número uno de Moncloa aunque no es asunto menor, desde luego, la tragedia que Rafael Vera nos anuncia si termina ingresando en la prisión de Ocaña. Rodríguez Ibarra, que se ha constituido de facto en su portavoz, subraya que «puede suceder lo peor» pero no parece que los jóvenes socialistas que ahora mismo gobiernan vayan a enternecerse por esos dramáticos anuncios: cualquier cosa menos regalar a la oposición popular una identificación facilona entre los excesos del final de la etapa González y la flamante era Zapatero. López Aguilar, inamovible Que el propio Felipe González encabece las firmas de los que piden el indulto para Vera, no conmueve al ministro de Justicia, López Aguilar. Ibarra -siempre nos quedará el verbo de Ibarra regalando titulares- ya le ha dicho «que se meta el indulto por donde le quepa», que es una forma de advertirnos de que esa historia parece sentenciada: hay un viejo PSOE, que comparte algunos secretos de Vera al utilizar fondos reservados para pagar algunas facturas poco presentables, y un nuevo PSOE que era débil hasta que Zapatero ganó las elecciones pero que se atreve ya a desafiar a sus mayores. «Lo peor de mi cargo -nos dijo un día personalmente Rafael Vera- es que tienes que bajar a las cloacas del Estado aún sabiendo que nunca podrás contarlo». Es muy posible que haya prestado grandes servicios al país y por supuesto de agradecer, aunque su caso venga envuelto en una duda razonable sobre una eventual auto compensación por ese esfuerzo. Pero aunque tuviera razón, difícilmente se la van a dar por más duro que resulte dejarlo a la intemperie. Así que por esa vía, poco grata para Gobierno, para el PSOE y para cualquier alma sensible, no parece que pueda llegar demasiado oxígeno para la oposición. La esperanza mayor del Partido Popular quizás quepa encontrarla en el desaguisado territorial que cuecen catalanes y valencianos, principalmente, como una gran paella estatuaria y lingüística en la que se coincide en el arroz pero no en la guarnición. En el acostumbrado desconcierto que proporciona Pasqual Maragall ahora le toca hacer bondad por algunos días. De momento ha conseguido reunir a todos los partidos políticos catalanes y firmar un acuerdo de mínimos para reformar el Estatuto aparcando sine die el incendiario asunto de la autodeterminación. La presencia en esa fotografía del mismísimo Josep Piqué, atrapado entre la necesidad de no descolgarse de las aspiraciones catalanas y al tiempo de modernizar su partido, evita una explotación a fondo de ese acuerdo catalán como desearían los más intransigentes del PP. El hombre en la sombra Pero está por ver que Zapatero pueda gestionar las aspiraciones catalanas por un lado, más los desacuerdos valencianos y la inquietud del resto, sin erosionar su crédito. Y desde luego será más difícil si Maragall no logra controlar su actuación como sucedió en el famoso comunicado, horas después rectificado, en el que amenazaba al propio Zapatero con acciones judiciales. Diario de León ha podido saber de una fuente de toda solvencia que «el entorno del presidente de la Generalitat al que se atribuía la inclusión de la amenaza jurídica en el comunicado estaba constituido básicamente por su propio hermano, Ernest Maragall, hombre fuerte en la sombra». Y se puede confirmar, de paso, que el filósofo Xavier Rubert de Ventós, al que algunos socialistas catalanes acusan en privado de «tener secuestrado intelectualmente al president», será nombrado en las próximas semanas director de la Casa de España en Roma. «Demasiado cerca de Barcelona -se lamentaba, aun así, nuestra fuente- pero la otra vacante similar estaba en Seúl y no lo hubiera aceptado. Pero algo es algo, ya que no pudo ser California», concluyó con el pragmatismo habitual. En poco tiempo, las cosas pueden variar para el PP, no obstante, a medida que Mariano Rajoy vaya imponiendo su línea en un partido pese a la vieja guardia aznarista. De hecho uno de los hombres más influyentes de las finanzas españolas, gallego por cierto, trasladaba a La Voz esta semana su convencimiento de que «Rajoy está encontrando su sitio como líder de la oposición». Claro que delante tiene turbulencias como las elecciones en Galicia con un partido fracturado, pero la impresión en Madrid es que Mariano se impone. El último telediario de Aznar Entretanto a Aznar le queda -de momento- un gran telediario: el de su comparecencia en la Comisión del 11-M. El otro que le quedaba, según la previsión, ya se emitió, a saber, el de ser recibido por su amigo George Bush en la Casa Blanca mientras a Zapatero aún no le han devuelto la llamada de felicitación por la victoria. Cierto. Pero no olviden que ahí están los Reyes viajando al rancho de Bush en Texas para suavizar la tensión y las Fuerzas Armadas españolas sacando norteamericanos de Sierra Leona. De hecho Washington ya ha felicitado a España por la excelente labor de sus tropas en Afganistán. De las aspiraciones secretas de Aznar para volver a primera línea vuelve a especularse estos días en Madrid mientras otros creen que le interesan más los negocios que dirige para la familia su enigmático yerno Alejandro Agag. De momento sigue estudiando inglés aunque algunas emisoras se hayan regodeado estos días con sus balbuceos. Curioso país éste: casi nadie sabe idiomas y nos reímos de los que se atreven a practicarlos.

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