La bisagra abre hacia los dos lados

En la segunda ronda de las últimas elecciones presidenciales de Argentina, cuando Héctor Kirchner y Carlos Ménem se disputaban la dirección del país de la plata, apareció en una de las autopistas de Buenos Aires una pintada que intentaba resumir el sentir de los ciudadanos: «Si gana alguno de los dos, yo me voy». León no tiene autopistas, pero ayer por la mañana más de uno se pensó dos veces si coger el bote, la brocha y pintar algo en los muros de la ciudad -para que se le oyera-, después de enterarse del pacto y quedarse con el pensamiento de que no pintaba nada. Memoria histórica A José Ferreiro García, profesor de instituto de enseñanza secundaria, le bullían las interrogaciones en la cabeza: «A veces me pregunto, ¿los políticos municipales pactan para llevar adelante un proyecto o para llevarse por delante a un partido político? Recuerdo un pacto anti-UCD». Tras el ejercicio de memoria histórica, continúa con la reflexión y llega al instrumento activo: «En el 2003, la UPL de Rodríguez de Francisco apoya al PSOE, en el pacto anti-PP. ¿Los electores, perplejos, conocemos alguna vez los motivos? Ellos siempre lo justifican con 'claridad'. En León tenemos un partido bisagra que permite abrir la puerta hacia los dos lados». En vez del pasado, piensa ya el futuro: «Deseo que el posible cambio se produzca, con el apoyo de Rodríguez de Francisco, de Soto y de la UPL, para que se siga modernizando León..., y también para respetar las decisiones de los electores, entendiendo que votamos proyectos y no pactos especulativos. Por coherencia política». Madrid y Valladolid «Esto es una lucha de poderes en la que se dirime la superioridad de Madrid o de Valladolid por llevar las riendas de esta ciudad. De Francisco sólo ha ido a la subasta para aprovechar esta coyuntura», piensa», opina Alberto Pastor Álvarez, piscólogo. Su criterio no va parejo con el desenlace: «No hay razones políticas para que se quite el poder al PSOE; funcionaba bien para los recursos que tenía, y el apoyo de Zapatero ahora puede perderse; ¡Otra oportunidad que se nos va!». Su solución sabe que es inviable: «Me gustaría que hiciesen elecciones de nuevo. Entonces, sí que estaría, fuera quien fuera, legitimado por el pueblo». Son iguales todos «Para que quieren que los jóvenes vayamos a votar si al final son ellos los que lo apañan todo. Dicen que es importante nuestra participación, que nos influye de manera directa y el poder está en pueblo; están de broma. Son iguales unos que otros», apunta Iván Martínez Robles. Este joven leonés lo tiene claro: «Yo voy a opositar, ¿qué otro futuro tengo en León? ¿Alguien se va a dedicar, por una vez, a que la ciudad vaya para adelante?». Proclive al pacto «Me parece bien que vuelva Mario Amilivia, porque fue el más votado en las elecciones y la ley contempla la posibilidad de la moción. Además, si De Francisco y Soto apoyan al PP será porque entienden que el PSOE no lo estaba haciendo bien», remarca Emilio González Blanco. Este joven trabajador de la capital mantiene la ilusión: «Ahí lo que existe es mucho bacalao y cada uno va a lo de él, aunque espero que éste sea el pacto que traiga cosas a León». Años y escepticismo «Tengo los suficientes años acumulados para haber visto alcaldes de todos los colores y saber que no varía realmente nada», lanza Charo González Montamarta. Pensionista, arrima el agua a su molino, por si mueve la muela: «Seguro que para los mayores no van a mejorar las cosas. Somos votos en las elecciones y los otros tres años largos nada». Broma mayoritaria «En pleno mandato, no creo que esto sea bueno. Amilivia tiene concejales y votos, eso es cierto, pero si no fue alcalde tras las elecciones...», deja en el aire Florentino Vivas Montiel. Sin decantarse hacia ningún lado, su posición de empresario hostelero se carga de calle: «Parece un cachondeo. Los ciudadanos no nos merecemos estos devaneos. Los partidos mayoritarios no deberían aprovecharse de estas situaciones». «Vaya la que os metieron ayer», gritan en el bar. Se lo dicen a uno del Real Madrid.