Diario de León

Las palabras no se las lleva el tiempo

«Enemistades» irrenunciables, pactos frustrados, combinaciones de gobierno... en 18 meses ha habido que escuchar de todo

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Marco Romero - redacción
León

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Experimento periodístico: un mismo personaje, un titular de prensa de hace un año y unas declaraciones calentitas de esta misma semana. Todo ello se mezcla, se le añade unas cuantas gotas de hiel y el resultado es un cóctel que atraganta a cualquiera. Estos son los últimos 18 meses del Ayuntamiento de León en palabras que no se ha llevado el tiempo. Si ya lo advierte un proverbio indio: «Cuando hables procura que lo que dices sea mejor que el silencio». De las llamadas diarias a De Francisco a la soledad total Francisco Fernández, actual alcalde de la ciudad, decía el día posterior a las elecciones del 25 de marzo del 2003 que, de pactarse la alcaldía, «será para el PSOE, eso es indiscutible». «De todo lo demás -añadía días después-, como el reparto de concejalías, estamos dispuestos a hablar». «Haré todo lo posible para que este pacto funcione. A pesar de que algunos tengan muchas ganas de que este acuerdo no tenga demasiada vida, vamos a decepcionarles», decía ya en junio. Habían pasado los primeros cien días de gobierno. Fernández salía en los medios diciendo. «Normalmente hablo con José María todos los días varias veces. Primero, porque hay una buena relación personal y nuestras conversaciones no son solamente políticas. Conmigo está demostrando ser un buen amigo y buen colaborador». «Le digo a Mario Amilivia -aseguraba el 12 de junio de este año- que si él volviera a ser alcalde de León pasaríamos de un alcalde con dedicación completa a uno de fin de semana». Tras ese momento, emerge la crisis interna de UPL y el alcalde ve tambalear su cargo al depender de sus cinco socios, ahora divididos. La suma de concejales si una de las escisiones pactaba con Amilivia devolvería el poder municipal al PP, circunstancia que se da ahora. «Todos los concejales siguen trabajando y ahora hay que disfrutar de las fiestas», manifestaba a finales de junio al tiempo que decía no contemplar la ruptura del acuerdo de gobierno. 1 de agosto y aún hay resaca del consejo de ministros del gabinete de Zapatero. Fernández aún tenía «plena confianza en los tres compañeros del equipo de gobierno que son de UPL». Un mes y medio más tarde, negaba categóricamente que hubiera negociaciones entre UPL y el PP para desbancarle. «Eso es absolutamente falso. Así me lo ha asegurado Joaquín Otero por teléfono». El 19 de septiembre, repasaba la política municipal, para acabar diciendo: «Soy el alcalde, voy a seguir siendo el alcalde y trato de hacer bien mi trabajo». «De Francisco no ha tenido la recompensa que merece por todo su trabajo». Se supo que UPL y Herrera cenaban en Valladolid para cerrar un infructuoso pacto, y Fernández respondía que ese ecuentro era «una conspiración». Pero ocurría lo inesperado y los ex concejales leonesistas anunciaban su pacto con el PP el pasado fin de semana. Así respondía Fernández: «Estamos aquí para construir, para desarrollar un proyecto de ciudad. Lo importante son los ciudadanos, no las personas que estén al frente de la alcaldía». Y decía eso sobre el que fuera su amigo de llamadas José María Rodríguez de Francisco: «Las opiniones son libres, se pueden compartir o no. Él tiene la suya y yo no la comparto, pero la respeto. No estoy aquí para descalificar a nadie. Mi problema es León y en ello estoy». De insultar a Amilivia a darle la alcaldía de León Si hay evolución, esa es la de José María Rodríguez de Francisco. Empezaba así tras el varapalo que le dio el electorado en las elecciones del 25-M: «La UPL no se equivoca, sino los ciudadanos, que tienen lo que se merecen». «No cierro puertas a los pactos porque personalmente entiendo que la democracia es un pacto. De todas formas no soy tonto, y sé que el pacto con el PP nos ha perjudicado». «Si me llaman [Amilivia o Fernández], deben saber que la primera condición es que yo sea alcalde y te aseguro que alguno está dispuesto a ofrecérmelo». Pasados unos meses, decía de Amilivia: «Algún día contaremos la soberbia, la prepotencia, la indecencia personal y política de muchos compañeros del PP y, especialmente, del alcalde, que nunca hizo otra cosa que despreciarnos». Más presión. En marzo, tras las elecciones, al PSOE le decía que «si Zapatero no mantiene la sede del Banco de España en León, es un mal comienzo» y al PP, que «no saben hacer oposición». «No están en el ayuntamiento. Lo único que les importa es conseguir el poder como un fin, no como un medio para ayudar a los leoneses». A finales de abril, De Francisco era primer edil por unos días y contaba en una entrevista: «Por mi propia dignidad, nunca habría aceptado ser el alcalde en funciones en sustitución de Mario Amilivia y sí lo soy en sustitución de Paco». «Tengo que decirlo, apostamos a 27 rojo y salió, y aseguro que León cobrará 37 veces y media más de lo que la UPL apostó». El 1 de julio de este año, De Francisco argumentaba que había abandonado la UPL «por decencia» y porque «hay gente en mi partido que está vendida al PP». A finales de septiembre, De Francisco aseguraba en un Pleno: «Amilivia no nos ha escrito ninguna carta invitándonos a negociar, y le pedimos que no lo haga porque romperé la carta de forma inmediata». El ecléctico político, anunciaba el pasado sábado su pacto con el PP para sorpresa de todos (léase el citado lapidario). «Hacemos una invitación pública al PP para dar estabilidad al Ayuntamiento de León», dijo en un multitudinario desayuno de prensa servido por su acólita, Covadonga Soto. «Quien no pone el coraje y se deja chantajear también me defrauda. Un alcalde debe decir basta». «Han querido buscarme una jubilación dorada. El acuerdo estaba cristalizado, pero renuncio a ello; no he adorado al diablo político». De querer gobernar solo a repetir con su ex socio Volvemos otra vez a las elecciones del 25 de marzo. Tras los resultados, el ex alcalde, Mario Amilivia, dejaba la puerta a un pacto para seguir mandando en León. Pero con condiciones que finalmente le dejaron fuera del juego: «Si UPL no cambia de actitud, prefiero gobernar solo». «Me niego a entrar en una subasta para conseguir un pacto», señalaba el 6 de junio del 2003. «La UPL se ha cerrado en banda y continúa con su planteamiento de apoyar a De Francisco como alcalde». Eso es inadmisible». En junio del año pasado, Amilivia aún reorganizaba su grupo para ejercer como oposición. «El pacto es una componenda y no pienso abandonar el consistorio». Siempre se mantuvo en una línea crítica y muy dura hacia el equipo de gobierno. «El pacto perjudica al PP y a los ciudadanos». En enero de este año, Amilivia reclamaba al PSOE que rompiera el pacto con la UPL. «Será la única forma de que los españoles tomen en serio a Zapatero». «Las elecciones -añadía prueban que el PSOE y el pacto fagocitarán a UPL». «Estoy dispuesto a gobernar, pero sin precipitaciones». Decía Amilivia el 23 de junio: «Un año después de las elecciones se abre una brecha en la UPL, así que dentro de un año puede pasar cualquier cosa». El 30 de agosto Amilivia insistía: «Hace un año era el candidato y lo sigo siendo». En sus declaraciones también manifestaba su deseo de negociar con la UPL para recuperar la alcaldía. Ya en septiembre admitía: «Negar que ha habido conversaciones es vivir en un mundo irreal. Intuyo que UPL quiere pactar». Llegaba noviembre y la cena de Valladolid. Amilivia calló hasta el sábado: «El acuerdo aún no está cerrado, pero sí emplazado. Tras analizar la situación no decarto la presentación de una moción de censura. Estoy dispuesto a contribuir en el mantenimiento de la estabilidad política».

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