Diario de León

El don de la ubicuidad de García-Prieto

El presidente de la Diputación delegará en Martínez Majo la presidencia de los actos del Día de la Carta Magna para poder votar la moción

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R. Martín - león
León

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Apenas un centenar de metros separan las sedes del Ayuntamiento y la Diputación provincial pero ni el corredor José María Aznar en sus mejores días podría recorrerlos instantáneamente y sólo un periodista podría lograr el reto más difícil todavía de estar en ambos sitios al mismo tiempo. Por eso, Javier García-Prieto deberá hacer juegos malabares para poder asistir a los dos actos que el día 3 de diciembre marcarán la vida política provincial. Y puestos a elegir, claro, no ha podido tener duda. El presidente de la Diputación dejará en manos de su segundo la presidencia como anfitrión de los actos de conmemoración del Día de la Constitución que, paradojas del destino, este año se habían trasladado al día 3 de diciembre para facilitar que nuestros políticos pudieran descansar y tomarse un puente, por fin. Y es que el presidente de la Diputación es también concejal del Ayuntamiento y a las 12.00 horas deberá sentarse en su sillón de la plaza de San Marcelo para poder ratificar la moción de censura. No puede delegar su voto y su ausencia sería una casi segura derrota de la moción. El lunes, nada más conocer la fecha y hora de celebración del pleno, en el Palacio de los Guzmanes decidieron demorar en hora y media los actos institucionales de conmemoración de la Carta Magna. Pero, date, alguien se dio cuenta de que todas las invitaciones estaban cursadas ya. Se iba a montar un pequeño lío. Conclusión: los actos se mantienen en fecha y hora pero el vicepresidente Juan Martínez Majo ejercerá de anfitrión mientras sus compañeros de partido recuperan la alcaldía de la capital. El ponente, Miguel Suárez Orejas, elegido para pronunciar el discurso tendrá que esperar por algunos de los más importantes líderes políticos provinciales. No pasa nada si de algo debe saber Suárez es de paciencia, tiene 105 años y para él unos minutos más o menos desde luego que carecerán de importancia. El abuelo de León seguro que está ya curado de espantos y no se sorprenderá. Igual los sorprendidos son otros.

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