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| Crónica | La semana política |

El Gobierno debe pasar la ITV

Marín discrepa sobre la reforma del CGPJ

Publicado por
Manuel Campo Vidal - madrid
León

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Ha sido la peor semana desde que Rodríguez Zapatero gobierna, la peor por deméritos propios. Y antesala, además, de otra muy complicada que comienza mañana: Aznar en la Comisión de Investigación del 11-M, el martes repetición, o no, de una votación importantísima perdida por desidia y el miércoles, Moratinos en la sesión de Control al Gobierno para matizar lo de la simpatía aznariana hacia la conspiración anti-Chaves. La bronca, al menos parlamentaria, parece garantizada. Y veremos si queda ahí. Diez días en suma -desde que a Moratinos se le escapó incomprensiblemente en TVE lo del coqueteo con los golpistas venezolanos hasta el día en que lo matice en el Congreso- que pueden marcar una seria inflexión en la relativa comodidad en la que vivía Zapatero a pesar de las pifias de sus ministros, de los brotes coléricos de Rodríguez Ibarra y de las fanfarronadas de Carod Rovira. La situación es más grave de lo que se publica y sería un error pensar que se trata de una simple acumulación de torpezas. Para arreglar lo de las torpezas, el Consejo de Ministros del viernes comenzó con una severa reflexión autocrítica. El presidente llamó a cuidar las declaraciones, a consultar las cosas antes de anunciarlas para no tener que rectificar y, sobre todo, a tachar compromisos de la agenda. Ninguno de los ministros ausentes del Congreso el pasado jueves cuando se perdió una votación crucial sobre la reforma de la justicia estaba de vacaciones, pero si se gobierna con mayoría casi ortopédica en el Congreso y con minoría en el Senado, no se puede perder ni un solo reto. Zapatero lo dijo claro: esta legislatura -su optimismo nato le hace creer que dispondrá de otra, por lo menos- la prioridad es la vida parlamentaria. Los ministros, según esa misma información, tomaron buena nota porque reñía el Presidente, que por lo general suele estar de viaje, mientras que hasta ahora solo lo hacían los vicepresidentes. Pero llevar el Gobierno socialista a una revisión mecánica rutinaria para controlar niveles, cambiar filtros y algún intermitente fundido, no es suficiente. El gabinete que preside José Luis Rodríguez Zapatero debe pasar un serio examen de la ITV, aunque tenga solo seis meses de vida o las averías pueden ser bastante más graves en el 2005. «La derecha está en estado insurreccional y Zapatero sigue pensando ingenuamente que su buena estrella le durará toda la vida», comenta uno de los más brillantes publicitarios del país, dolido porque el Presidente le rechazó su colaboración desinteresada como a tantas otras personas por el presunto delito de tener más de cincuenta y tantos años. «El PP actúa en sus declaraciones y en sus formas como un gobierno en el exilio al que le hubieran arrebatado ilegítimamente el poder que considera de su propiedad», declaró a Diario de León hace unas semanas Carme Chacón, vicepresidenta del Congreso de los Diputados. Por cierto que el presidente de las Cortes, Manuel Marín, que también faltó al pleno el fatídico jueves, ahora discrepa con Zapatero sobre como arreglar el desaguisado. Los augurios de la derecha La actitud de un sector de la derecha política se percibe, ciertamente, según todos los datos, en el cruce de esos adjetivos tan duros como «insureccional», «gobierno en el exilio», etc. Sobre esa base, Ángel Acebes, número dos del PP, deslizó hace unos días que prevé una crisis institucional próximamente mientras el número tres, Eduardo Zaplana, sugería en Las Palmas la celebración de elecciones anticipadas. Entretanto el número uno, Mariano Rajoy, más templado habitualmente, ha endurecido su discurso en las últimas semanas, y el que está por encima del uno, Aznar, que no es precisamente el cero, hablará mañana. En medios políticos se teme que la letra de su discurso vaya por el 11-M que es lo que toca, pero la música sea la de deslegitimar la victoria socialista del 14-M en la línea de lo que ha venido declarando en los últimos meses. Es grave que lo declare en Alemania, Colombia y Estados Unidos pero resultaría gravísimo que lo hiciera dentro de unas horas en sede parlamentaria. Enemigos sin piedad Ante ese panorama, o Zapatero refuerza su acción de gobierno o pasará mucho frío este invierno. El Consejo el Poder Judicial va a por todas y la Iglesia también, aunque el Carenal Rouco comience a estar intranquilo por el alcance de su apuesta. En Madrid ha trascendido la dureza de una reunión muy concurrida celebrada en el Colegio San Pablo -incluso circula el video allí exhibido- en el que dirigentes del Opus Dei, de los Legionarios de Cristo y otras organizaciones similares, se pronunciaban por el «no» a la Constitución Europea que se votará el 20 de febrero. «El problema que tiene Zapatero es que el país esta dividido por la mitad y él, además, debe estar atento a lo que diga Carod Rovira», sostiene Javier Arenas en conversación con este periódico. «El 14-M al mediodía Zapatero me llamó para saber que información tenía yo, como vicepresidente del gobierno que era, y ya le adelanté que todo iba muy ajustado y que, gobernara él o gobernara Mariano, el problema sería hacerlo con un país partido», narra Arenas. Con esa situación de fondo y con esa crispación creciente en «esa otra mitad del país», el Gobierno parece obligado a fortalecer su actuación y, probablemente, a conceder más espacio al partido que lo sustenta. No parece que vengan tiempos fáciles para apoyarse solo en la buena estrella y en los «boys scouts».