«En Cármenes sólo tenemos un presupuesto de 600.000 euros para repartir entre 17 pedanías»
Poco más de medio millón de euros es el presupuesto anual del Ayuntamiento de Cármenes, el equivalente a 100 millones de las desaparecidas pesetas, con el que debe atender a las necesidades de 17 pueblos, un tercio de ellos semidesiertos, pero en los que un sólo habitante de hecho o de derecho vale tanto como si fuera un centenar. Los accesos a las poblaciones, el alcantarillado, las captaciones de agua potable, un mínimo de alumbrado público, etcétera, deben mantenerse a cualquier costa para que el municipio no quede reducido a la nada y pierda las escasas transferencias corrientes que todavía llegan desde la Administración Central, aproximadamente 30.000 pesetas por teórico habitante y año. Según el primer teniente de alcalde de Cármenes, Gonzalo González, el poco dinero del presupuesto anual debe repartirse con un cuidado extremo, atendiendo sólo prioridades, porque no da para lujos. «¿Cuáles? Pues las de siempre en forma de caminos o servicios básicos y hay que ir rotanto poco a poco en forma de pequeñas obras para atender lo mejor posible a todos». El mayor temor de los responsables municipales en las zonas con riesgo de despoblación es quedarse, finalmente, con pueblos deshabitados. Mientras quede alguien allí siempre se puede contar con subvenciones de la Diputación, la Junta o de la UE, pero, una vez desiertos, también se pierde toda posibilidad de acceder al dinero de fuera. Cuando una población queda vacía se acabaron las juntas vecinales y con ellas los bienes y terrenos del común, que, aunque pasen al ayuntamiento en el mejor de los casos, tienen un aprovechamiento difícil por muy fértiles que sean. Cuando se va el último vecino del pueblo, según González, casi nada tiene ya valor valor.