Un interrogatorio a cuatro manos
El PP ofreció ayer un interrogatorio amable y a medida al ex presidente Aznar. Frente a la virulencia en las preguntas del resto de los grupos, el portavoz popular, Eduardo Zaplana, hizo todo lo posible por poner en bandeja las respuestas al compareciente e, incluso, rechazó hacer un largo alegato para dejar más tiempo en sus exposiciones al anterior jefe del Gobierno. Todo parecía indicar que el cuestionario estaba hecho a cuatro manos, las de Aznar y las de Zaplana. El ex presidente, antes de responder a las preguntas de quien fue su ministro Portavoz, consultaba en su cuadernos de notas los datos para ajustar la respuesta. Zaplana puso al compareciente en bandeja algunas de las aseveraciones más tajantes y, sobre todo, facilitó que se presentara como la persona que ordenó a las fuerzas de Seguridad la tarde del 11-M abrir una segunda línea de investigación, la islamista, en contra de la opinión de los mandos policiales, y el que ordenó el 13-M difundir el vídeo de reivindicación. El cuestionario popular dejó vía libre al interrogado para arremeter contra Zapatero, al que acusó de no haberle pedido entre el 11 y el 14 de marzo la convocatoria del pacto antiterrorista y de haber ayudado a transmitir el bulo de los terroristas suicidas. La complacencia de Zaplana llegó al extremo de felicitarse por la intervención de Aznar y, en general, por la del resto de los comparecientes porque, dijo, los avances de la comisión están dando la razón a las tesis de los populares. De hecho, el ex presidente tuvo la oportunidad, gracias al interrogatorio del PP, de denunciar que los objetivos de los terroristas no eran sólo provocar víctimas sino también dar un vuelco en los resultados electorales. El mensaje que quería colocar a toda costa. Pese a todo, Zaplana aseguró al terminar su breve intervención que su partido no pone en duda la legitimidad del gobierno salido del 14-M. «Nosotros no restamos un ápice de legitimidad nunca al resultado de las elecciones», apostilló.