Gestiones y gestos
A estas alturas nadie duda que el reciente traslado y liberación de disidentes es un gesto del Gobierno de Cuba como respuesta a las gestiones emprendidas por España para normalizar las relaciones con la Unión Europea. El activista Elizardo Sánchez Santa Cruz lo reconoce: «Lo trascendental es que es una decisión que tiene que ver con la convocatoria del embajador español, o sea son pasos de un lado y otro, da esa impresión». Cuando el 12 de octubre el embajador español Carlos Alonzo Zaldivar adelantó que España quería liderar en la Unión Europea un cambio hacia la isla porque las medidas adoptadas en junio del 2003 como respuesta a las severas condenas impuestas a 75 disidentes, en lugar de dar frutos habían llevado a una relación «profundamente insatisfactoria» no habían dado fruto comenzó esta «jugada». Las declaraciones posteriores del presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos reiterando la intención de dialogar con el Gobierno de Fidel Castro, aunque pidiendo alguna señal que ayudara al mismo, no cayeron en saco roto. El pasado jueves, el ministro de Exteriores cubano, Felipe Pérez Roque sacaba a España del congelador en el que estaban los diplomáticos europeos desde 17 meses atrás al reanudar «los contactos oficiales» con el embajador Zaldivar. Un día después trasladó a cerca de una veintena de opositores a cárceles de La Habana. Los familiares de estos, y de los otros 50, esperan que todos sean puestos en libertad. Diplomáticos europeos señalaron que estos «gestos» serán apreciados por la Unión Europea que el próximo 14 de diciembre decidirá sobre la revisión de las sanciones basándose también en los informes de los embajadores acreditados en la isla.