Diario de León

Sesión larga pero inútil

Aznar superó a Acebes en horas de comparecencia, pero la sesión aportó muy poco al esclarecimiento de los atentados porque el ex presidente se presentó con un equipaje mínimo

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G. Bareño / E. Clemente - madrid
León

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Nunca once horas cundieron tan poco. La sesión no respondió a las expectativas y aportó muy poco al esclarecimiento de los atentados. Aznar superó a Acebes en horas de comparecencia pero sus intervenciones no pudieron ser más distintas. Frente al alarde de memoria, de datos y documentos que hizo el ex ministro, el ex presidente se presentó con un equipaje mínimo. Fue una intervención muy estudiada pero con sólo cuatro ideas a las que se aferró tozudamente. A algunos diputados la sesión se les hizo larga. No así a los cerca de cincuenta familiares de víctimas del 11-M que esperaban a las nueve de la mañana a las puertas del Congreso pidiendo responsabilidades a Aznar y con las manos pintadas de rojo. Once horas después seguían en el mismo sitio, esperando al ex jefe del Ejecutivo. Y a las nueve de la mañana estaban también allí un centenar de personas que apoyaban a Aznar con carteles de «Siempre serás mi presidente» o «Nosotros sí queremos la verdad». La sesión dejó claro que la inactividad política ha mermado las facultades oratorias del ex presidente. Algunos diputados comentaban que ha perdido el estilo de killer político que utilizaba en el Congreso. estuvo duro pero a ratos se le vio flaquear. El punto más bajo lo alcanzó en el turno de la diputada de Nafarroa Bai Uxúe Barkos, que le hizo casi un interrogatorio policial. «¿Era usted presidente del Gobierno el 11 de marzo del 2004?», «¿Era Acebes el ministro de Inetrior? preguntaba Barkos, hasta que un diputado del PP espetó: «pasapalabra». Y hasta Aznar, irritado, contestó: «no he venido a participar en un concurso de televisión». Poco después, Aznar hizo al presidente el gesto balon-cestístico de pedir tiempo y, tras el breve receso, volvió claramente recuperado. En toda la sesión sólo hubo dos interrupciones mínimas. Todos, menos Aznar, se ausentaran en algún momento para comer. El ex presidente no estuvo fino, pero tampoco el interrogatorio del socialista Álvaro Cuesta respondió a las expectativas. Se enredó en farragosas discusiones con Aznar y su intervención careció de la agresividad que se le suponía. Hubo quien habló de «tongo» pactado con el Partido Popular ante la comparecencia de Zapatero el próximo lunes. Habrá que estar atentos a cómo trata Zaplana al presidente del Gobierno.

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