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El presidente del Parlamento defiende la independencia de la Cámara

Marín acusa al PP de practicar la «emboscada parlamentaria»

Muestra su preocupación por el descenso de la calidad en los debates parlamentarios

Mariano Rajoy, ayer, durante una de sus intervenciones en la sesión de control en el Congreso

Publicado por
Paula de las Heras - madrid
León

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El presidente del Congreso, Manuel Marín, está preocupado por la calidad de los debates parlamentarios. Le inquieta el uso habitual de «emboscadas y escaramuzas» como las que, a su juicio, puso en práctica este martes el Partido Popular para impedir que se votara la tramitación en lectura única de la reforma del sistema de elección de magistrados del Tribunal Supremo. A pesar de que, tras una intensa trifulca, él mismo dio por buenas las quejas expuestas por los populares, ayer advirtió de que lo hizo para evitar que se ponga «tacha de ilegalidad» a los procedimientos seguidos en la cámara baja, de la que es máximo responsable. Marín se alineó con la postura defendida por el portavoz de su partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, y aseguró que, ateniéndose a los precedentes, hubiera sido posible celebrar la votación cancelada. Restó peso específico a los argumentos empleados por el PP, que alegó que no había unanimidad para incluirla en el orden del día y que el proyecto de ley sobre el que se iba a decidir no estaba aún publicado en el Boletín de las Cortes. Como prueba de que su afiliación política no influye en este juicio, el presidente del Congreso recordó que él mismo puso freno al Grupo Parlamentario Socialista cuando creyó que no tenía razón. La encrucijada Los socialistas y el resto de los grupos, salvo PP y CiU, defendían la semana pasada que el texto rechazado en el pleno del jueves por ausencia de diputados podía someterse de nuevo a votación este mismo jueves. Los populares advirtieron de que un proyecto de ley tramitado por un procedimiento de urgencia y no respaldado por la cámara es un proyecto muerto. Y señalaron que si el Gobierno quería sacarlo adelante debía volver a redactarlo. Marín estuvo de acuerdo y el Ejecutivo celebró el lunes un Consejo de Ministros extraordinario sólo para remitir al Congreso su propuesta. El presidente del Congreso dejó claro una vez más que no tiene intención de ser un «presidente florero», mal que les pese a propios y ajenos. En el Fórum Europa, Marín dio muestras de que luchará por «recuperar la dignidad» de la vida parlamentaria, aún en contra de quienes, desde su propia formación, le reprochan un excesivo afán de protagonismo. « Es inevitable que los grupos mayoritarios quieran controlarlo todo, pero la institución tiene que recuperar cierto grado de autonomía» MANUEL MARÍN Presidente del Congreso