El ministro muestra un artículo en el que Arístegui consideraba el golpe una «revuelta popular»

Moratinos utilizó diversos documentos para justificar su acusación, sobre todo los telegramas remitidos por el embajador español en Cara-cas en abril del 2002. Pero también, por ejemplo, un artículo de Gustavo de Arístegui (PP), publicado tras el golpe de Estado, en el que calificaba lo sucedido como una «revuelta popular», de la que se congratulaba. El embajador alertó desde el 8 de abril al Gobierno de Az-nar de que se estaba gestando un «golpe cívico-militar» para deponer a Chávez, dando a la acción una apariencia legal. El día 12 llegó a decir que se habían puesto «los muertos necesarios para provocar la intervención del ejército», tras la muerte de 20 personas. Moratinos destacó que el Gobierno anterior firmó un comunicado conjunto con EE.UU. para dar legitimidad al golpe, que se definía como «una situación excepcional», que otros cuatro países se negaron a firmar, y designó a quienes tomaron el poder por la fuerza como «gobierno provisional», sin condenarlo hasta que fracasó el golpe el 14 de abril. También afirmó que mientras Chávez estaba detenido, el embajador recibió instrucciones para que se entrevistase con Carmona.