El Congreso aprobará hoy la reforma del sistema de elección de los jueces
El Congreso celebra hoy el último de los plenos extraordinarios convocados para sacar adelante el proyecto del Ejecutivo sobre la reforma del sistema de elección de los jueces antes de enero -cuando está previsto realizar importantes nombramientos judiciales- y los dirigentes de la agrupación aseguran que esta vez nada fallará. El propio José Luis Rodríguez Zapatero dio instrucciones a sus subordinados para que de ahora en adelante consideren las votaciones en el Congreso como su primera y más importante obligación. Pérez Rubalcaba, el responsable de la acción parlamentaria, también tomó cartas en el asunto y trató de enmendar el error anunciando aumentos en las sanciones económicas por ausencia injustificada. En realidad, sólo tres diputados socialistas carecían de razones válidas para faltar al decisivo pleno: había cinco bajas por enfermedad y diez viajes autorizados. Por eso también se mirará con lupa la coincidencia de desplazamientos y sesiones de votación y se «extremará el celo» en ocasiones futuras, según aseguró el presidente del Gobierno este mismo lunes, durante la celebración en el Congreso de la fiesta de la Constitución. Queda, aún así, que las demás formaciones que respaldan la reforma tampoco fallen. Los socialistas sólo cuentan con 164 diputados y para sacar el proyecto adelante necesitan 176. Sin embargo, el secretario del grupo, Diego López Garrido está convencido de que todo saldrá bien. «No habrá sorpresas; el jueves todo el mundo irá a votar», asegura, y añade que no ha hecho falta dar un toque de atención a nadie, que todo el mundo es consciente de lo que está en juego y que el PP se quedará sólo en su protesta contra la modificación de la ley orgánica del Poder Judicial. Pero si los asuntos técnicos están resueltos, no lo está tanto la estrategia para neutralizar el ruido que pueda armar el primer partido de la oposición, que acusa al Gobierno de despreciar el consenso que a su juicio exigen los asuntos relacionados con la Justicia y de poner sus deseos de «controlar a los jueces» por delante de la legalidad vigente.