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20-F: referéndum de alto riesgo

Labordeta está por el «sí», pero su partido por el «no»

Labordeta está por el «sí», pero su partido por el «no»

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Manuel Campo Vidal - madrid
León

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El 20 de Febrero, fecha prevista para el referéndum español de ratificación de la Constitución Europea, puede convertirse en una mina personal para el presidente Zapatero. Él mismo se metió en un lío sin necesidad porque bastaba con una ratificación parlamentaria como hizo Lituania el día 11 de noviembre. Pero convocó el referéndum para que quede claro que los españoles somos más partidarios de Europa que nadie, o por lo menos como el que más. El problema para el presidente es que no calculó que esa consulta podía ser desvirtuada si se tomaba por los populares y por algunos partidos nacionalistas como una gran oportunidad para censurar su gestión. Nada tiene que ver la Constitución Europea con nuestra política interior coyuntural, pero que se lo cuenten a los que ya han puesto la maquinaria en marcha para que esa noche electoral el Gobierno se enfrente a un resultado indeseado, en clave de alta proporción de voto negativo o de abstención pavorosa. Pero el Partido Popular asume también un alto riesgo. La esquizofrenia actual entre el apoyo oficial al sí a la Constitución Europea y el aliento al no o a la abstención detectado entre el núcleo duro del aznarismo, puede conducir a problemas internos. Y conflictos, además, con los pocos socios de gobierno o de candidatura que le quedan: Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro. A estos grupos les inquieta seriamente el aviso de la dirección del PP a Zapatero de ajustar cuentas de la crispación actual en el referéndum constitucional europeo. Los más alarmados en el seno del Partido Popular son, lógicamente , los europeístas convencidos como Alejo Vidal Quadras, actual vicepresidente del Parlamento Europeo, o José María Gil-Robles, presidente del Movimiento Europeo. Vidal, en conversación con este periódico, se distancia de los que en su partido «quieren jugar con una cuestión tan seria para el futuro convirtiéndola en censura a Zapatero». Gil Robles comparte el análisis y cree que es urgente programar en las televisiones debates entre la sociedad civil, más que entre políticos, para dar a conocer los grandes avances que contiene la Constitución Europea. «No aprobar la Constitución -sostiene- equivaldría a un desastre, porque volver al Tratado de Niza sería retroceder a una situación manifiestamente peor». Aznar y Niza Pero que se lo digan a los cató-licos integristas o al mismísimo Aznar, empeñado en que Niza, el Tratado que él firmó como presidente, es preferible y por eso deslizó el no a la Constitución en el curso de Faes que dirigió el pasado verano en El Escorial. El problema para el Partido Popular es que sus votantes no comparten más que en un 29% la opinión de Aznar, según la última encuesta del CIS. De ahí que la maniobra de una parte de sus dirigentes de mantener el sí oficial pero promover en la práctica el no, pueda acarrear riesgos importantes. Con su electorado desde luego, porque perderían credibilidad, y con sus socios con toda seguridad, porque su europeísmo es más sincero. En ese sentido, el Diario de León puede adelantar que el presidente navarro Miguel Sanz ha dado su conformidad a participar en un acto en el mes de enero en el Baluarte de Pamplona a favor de la Constitución, junto con el ciclista Miguel Indurain, el cantante Serafín Zubiri y otras personas destacadas de la sociedad navarra. Entretanto, el Gobierno canario, presidido por el nacionalista Adan Martín, prepara un acto de gran simbolismo en la isla del Hierro, el extremo de la Unión Europea considerando sólo el territorio español, porque los franceses extienden la Unión hasta las islas de Reunión y Martinica. Pero el referéndum no solo es un riesgo para Zapatero y para el PP. En otras formaciones se advierten turbulencias internas. En Convergencia, el partido fundado por Pujol, se maniobra desde el no hasta el sí habida cuenta de que mantener la negativa mientras sus socios de Unió Democrática ya dijeron sí sería un contrasentido. En Izquierda Unida de momento bastante tienen con reelegir a duras penas a Gaspar Llamazares como coordinador general, frente a Felipe Alcaraz, el candidato del aparato duro del PCE de Francisco Frutos. Pero sus socios catalanes de Iniciativa no esconden la división interna sobre el voto en el referéndum: los partidarios del sí crecen, impulsados sobre todo por los ecologistas, que nunca vieron un texto constitucional tan claramente protector del medioambiente. Y hasta el diputado José Antonio Labordeta tiene problemas: él está por el sí rotundo pero su partido, la Chunta Aragonesista, ha decidido el no. La noticia le llegó cuando se disponía a participar en un acto a favor del sí con la actriz Marisa Paredes y otros intelectuales. Discordancia de posición El problema de casi todos los partidos es la disociación entre la posición oficial y el sentimiento de la base. El ejemplo del Bloque es indicativo de lo que puede estar sucediendo para otras siglas. Y lo ilustra la confidencia de Carod Rovira a sus compañeros de dirección: «Tengo verdaderas dificultades para que mi madre comprenda por qué hay que votar que no». Lo peor para él es que otros dirigentes de Esquerra Republicana tampoco lo comprenden. Como se ve, el referéndum euro-peo esté resultando cualquier cosa menos un trámite para los partidos ni para una población partidaria en general de Europa pero que reclama más información. «Están en marcha diecisiés millones de folletos explicativos y una campaña de publicidad y de actos públicos para hacer comprender la trascendencia de esta cita electoral», afirma Javier Valenzuela, Director de Relaciones Internacionales en Moncloa. Bienvenidos sean.

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