La Marina recortará misiones en el 2005 por su crisis de personal

Y el cántaro acabó rompiéndose. La crisis de personal que atraviesa la Marina, la mayor en su historia, ha terminado provocando efectos insospechados hace sólo un lustro. El almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Sebastián Zaragoza Soto, ha ordenado disminuir las misiones el próximo año, «dentro de unos límites razonables». «Con dos mil y pico marineros menos de los que necesito, si ahora mantengo la actividad operativa exactamente igual -argumenta-, estaré haciendo trabajar más a la gente que ten-go, y provocando que se vayan. Y ésa es una dinámica en la que no quiero entrar». El alto mando asegura haber adoptado esta decisión después de madurarla bien y «obligado» por las circunstancias. «Espero que sea una circunstancia pasajera. Tengo la esperanza de que el remonte de la curva comience en el 2005», matiza. Sin embargo, también reconoce que las fórmulas mágicas no existen. En octubre, ante el Congreso, fue un paso más allá, al declarar: «Las medidas que estamos tomando [para incrementar la captación], evidentemente, no son suficientes». De hecho, el mes pasado, la Armada disponía de 11.667 militares de bajo rango, un número que contrasta con el objetivo de 14.755 establecido por una orden ministerial emitida en febrero, que ya recortaba los márgenes especificados en la Ley 17/1999. Es decir, los efectivos de tropa y marinería habrían de aumentar con urgencia al menos un 26%. Y nada parece indicar que eso vaya a suceder, no al menos inmediatamente. Porque a lo largo de este 2004, la plantilla de inferior graduación ha ido cayendo en picado, a ritmo de 65 bajas cada mes. En las próximas semanas, amén de incrementar sustancialmente las primas por navegación, la Armada permitirá, en acuerdo con el Ministerio de Defensa, la entrada de extranjeros en sus buques por primera vez. Los hispanoamericanos y ecuatoguineanos que así lo soliciten podrán servir en barcos de guerra, pero sólo en tres especialidades: Maniobra y Navegación, Hostelería y Mecánica. Por lo pronto, se les cerrará el acceso a otras como Artillería y Misiles, Armas Submarinas, Dirección de Tiro... Hasta ahora, los no nacionales solamente tenían derecho a ingresar en la Infantería de Marina. «El marinero -opina el almirante- debe ser un combatiente a bordo, no atender las tareas domésticas». Piensa que, aplicando esta filosofía, también mejorará el reclutamiento. De hecho, la partida para externalizar esos trabajos (embarque de víveres, pintado de naves, limpiezas generales...) crece un 31,4% en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado.