La táctica habitual de Al Qaida adaptada a la realidad española

El análisis realizado por el juez Juan del Olmo, a partir de los informes de la Unidad Central de Investigación de la Policía, concluye que el 11-M se perpetró con la táctica habitual de Al Qaida, pero adaptada a la realidad española. Los asesinos del 11-M utilizaron, como en Casablanca o Riad, explosivos en gran cantidad -unos 125 kilogramos de goma dos, según cálculos policiales- y diseñaron su acción en forma de atentados simultáneos y coordinados. Como es habitual en Al Qaeda, la masacre fue obra de miembros de la red, pero en este caso «autóctonos», es decir, personas integradas en la sociedad española, con vínculos de asentamiento familiar, laboral o administrativo, y con un tiempo amplio de permanencia en territorio español. Ese hecho permitió a la organización no tener que recurrir a terroristas desplazados desde el extranjero para perpetrar los atentados; al menos, la investigación no ha detectado su existencia. Los responsables del grupo que cometió el 11-M -que «estaban integrados en una red más compleja y amplia, radicada en distintos países»- lograron articular un 'comando de desarraigados', de fácil captación para la 'yihad', que no habían asumido los valores de la sociedad española e incluso mantenían buenas relaciones con «el mundo delictivo», lo que resultó útil «para obtener los resortes materiales necesarios, amén de su financiación». El único dato que diferencia al 11-M de otros atentados de Al Qaida es la ausencia de terroristas suicidas.