Los islamistas intentaban fabricar una bomba de destrucción masiva

El magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andréu acusa a la célula terrorista islamista desarticulada la pasada semana en Cataluña de haber intentado comprar material para fabricar una bomba radiológica de destrucción masiva. Según informaron fuentes judiciales, uno de los detenidos en las redadas de Barcelona reconoció en su declaración judicial que el grupo desmantelado tuvo contactos con un intermediario de la mafia checa en Barcelona para comprar mercurio rojo (rm), una sustancia muy radioactiva desarrollada por los científicos soviéticos durante la guerra fría. El «rm» es el componente básico de la denominada bomba sucia , un artefacto con capacidad de matar a millares de personas en un radio de varias manzanas sin afectar a las edificaciones. Andréu y su colega Ismael Moreno -que entre el domingo y el lunes interrogaron a los cuatro marroquíes detenidos los pasados 22 y 24 de diciembre en Sant Andreu de la Barca, Mollet del Valles y Martorell- enviaron a la cárcel a tres de los sospechosos: Majid Bakkali (supuesto jefe del comando y responsable de la fallida operación para comprar el explosivo), Mohamed Douha y Mustafá Farhaoui. Andréu dejó en libertad al cuarto detenido, Abdelkader Farhaoui, al no poder confirmar sus vínculos con la célula terrorista. La Audiencia Nacional acusa a los encarcelados de pertenencia a organización terrorista y conspiración para cometer atentados terroristas. Unos ataques que tendrían lugar esta Navidad en España o Marruecos, según informó la Dirección de la Seguridad del Territorio (DST, servicio secreto marroquí) al Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Un «buen negocio» Sin embargo, ninguno de los tres imputados reconoció ser miembro de una célula terrorista aunque Bakkali y Douha sí que admitieron que el pasado septiembre mantuvieron varias reuniones en Barcelona con una persona de nacionalidad checa, un supuesto intermediario de un conocido traficante de armas y explosivos centroeuropeo, que les propuso «un buen negocio». Uno de los dos detenidos aseguró en su declaración ante Andréu que el negocio era la compra y venta de oro, mientras que el otro, efectivamente, reconoció que el ciudadano checo les ofreció mercurio rojo proveniente de los descontrolados arsenales de la extinta Unión Soviética y de sus antiguos países satélites. Según la información facilitada por el CNI a la Audiencia Nacional, Bakkali creyó al intermediario y fue quien hizo la gestiones para conseguir hacerse con el explosivo de destrucción masiva. En aquellas fechas, el sospechoso viajó a Marruecos para, desde allí, conectar con el representante de un traficante de armas y explosivos centroeuropeo. Interceptados por el espionaje La transacción, sin embargo, ya había sido detectada por el CNI, que informó al espionaje marroquí del viaje de Bakkali, quien fue sometido a una estrecha vigilancia antes de permitir su regreso «controlado» a la península. Fruto de esos seguimientos, la DST descubrió que el sospechoso había realizado una llamada telefónica al país centroeuropeo y que esperaba que el intermediario le enviara una muestra del supuesto mercurio rojo a España. De inmediato, los espías de Defensa se pusieron en contacto con la inteligencia checa -el Bezpecnostni Informacni Sluzba (BIS)- que confirmó los contactos de Bakkali con el mercado negro de explosivos. La compra, no obstante, se frustró porque la muestra que la mafia checa facilitó a los integristas de Cataluña se encontraba «en mal estado». Las autoridades marroquíes, que el pasado 18 de diciembre -cuatro días antes de la primera redada- lanzaron una orden de busca y captura contra Bakkali y Douha con fines de extradición, tienen muy difícil la entrega judicial de los detenidos después de las graves acusaciones en España. Según informaron fuentes judiciales, los tribunales del país vecino, además de acusar a ambos de la fallida compra de explosivos, investigan a los detenidos con Al Oyssoud ak Khalidine (Los leones eternos), la organización terrorista responsable de los atentados suicidas de Casablanca el 16 de mayo de 2003 que se saldaron con más de cuarenta muertos. Reoganizar el trabajo Los últimos informes de la UCIE que confirman el origen común de las diferentes células terroristas islámicas que han operado en España han forzado a la Audiencia Nacional a reorganizar su trabajo. El problema es que actualmente hay en estos juzgados cuatro sumarios diferentes instruidos por dos jueces -Baltasar Garzón y Juan del Olmo- sobre una misma trama de redes integristas que se solapan unas a otras. En la operación Dátil está procesado Abú Dahdah, preso en la cácerl leonesa de Mansilla de las Mulas. El segundo sumario investiga los atentados de Casablanca. El último de los sumarios sobre esta galaxia terrorista es el de las operaciones Nova.