«Tuvimos miedo y el 112 no respondía»

Han pasado horas atrapados en la carretera y la nieve les obligó a estar la noche en albergues, hoteles aprovechando los sillones y los sofás cuando no había más plazas donde alojarse. Seis mil personas tuvieron que afrontar una jornada de regreso en la que pagaron las consecuencias, como muchos reconocen, al caso omiso que hicieron a las recomendaciones para no salir a la carretera y en la que, denuncian, les faltó información para estar tranquilos durante la trampa en que se convirtieron las carreteras burgalesas. A mediodía de ayer, los conductores intentaban reemprender su ruta, algunos con poca fortuna como Jorge Prieto, quien quedó varado con su camión a las afueras de Burgos, en la Ventilla, y que reconoce que pese a que tenía que haber estado con su mercancía en Segovia a primera hora de la mañana, afrontaba su segundo intento de salir a la carretera. «Hubiéramos agradecido disponer de más información», señala resignado. Condiciones adversas Más autocrítico es Jorge Atilio, volvía de Galicia y cuando se encontraba a sesenta kilómetros de la capital burgalesa se introdujo en tal retención de vehículos que la velocidad durante todo el trayecto hasta llegar a Castañares fue de 10 kilómetros hora. «La verdad es que no sé ni cómo llegamos, tuvimos mucha suerte», afirma Atilio, quien reconoce que «tuvimos mucho miedo y al llamar al 112 comunicaba». Este conductor se queja de la falta de información, pero reconoce que la gente «no presta demasiada atención a los consejos de las autoridades», que desde el día 23 habían informado del episodio tan adverso que se presentaba. «Sí nos imaginábamos que iba a ver nieve pero no a hasta este punto». Falta de información En esta falta de información y de responsabilidad de los conductores coincide Carmen Moro, que se ha tenido que alojar en Castañares y que relata así su peripecia: «Recorrimos desde la una y media hasta las diez de la noche, 40 kilómetros en unas condiciones muy desfavorables».