Diario de León

| Reportaje | Un espacio neutral contra el conflicto |

Lo que mal empieza...

Menos del 50% de las parejas que utilizan el punto de encuentro de Aprome resuelven el conflicto que motivó que los intercambios de visitas se realicen en un punto de encuentro

León

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Dice un popular refrán que lo que mal empieza, mal acaba. Y hay quienes se empecinan en hacer que se cumpla el tópico. En el punto de encuentro que Aprome gestiona en León desde el año 2001 la experiencia demuestra que «menos del 50% de las parejas» superan la situación de conflicto y se independizan del servicio tutelado para los intercambios de los menores durante los días estipulados para las visitas y su retorno a casa del progenitor que ostenta la custodia. La asociación ha atendido a un total de 144 casos desde que abrió el centro en el año 2001. Más de dos tercios de los casos son derivados desde los juzgados y la mayoría de los menores tienen entre 18 meses y 10 años de edad, si bien el grupo más numeroso es de niños y niñas de siete a diez años. En el 80% de los expedientes los menores viven habitualmente con la madre y es el padre quien visita al menor, aunque también se dan situaciones en las que la madre no ostenta la guarda y custodia y tiene el derecho de visita e incluso de abuelos que han de recurrir a este servicio para pasar unas horas con sus nietos o nietas. Además de facilitar el encuentro del menor con sus progenitores el punto de encuentro pretende también «establecer en las familias en situación de ruptura de la convivencia familiar los vínculos necesarios para un buen desarrollo psíquico, afectivo y emocional del menor», garantizar que el cumplimiento del régimen de visitas no suponga un riesgo para el menor y «preparar a las progenitores y familias biológicas y acogedoras para conseguir autonomía y poder mantener las relaciones con los menores sin depender de este servicio», precisa Aprome. Sin embargo, la asociación no puede ejercer la mediación porque este aspecto no está regulado legalmente actualmente, aunque en la práctica «estás mediando porque reunes a las familias para que hablen y lleguen a acuerdos», reconoce la trabajadora social, Carmen Gutiérrez. Estas intervenciones le han valido a la asociación y a sus trabajadoras alguna denuncia, entre ellas, una dirigida al Procurador del Común en la que se acusa al centro de «manipular a los menores y obligarles a relacionarse con el progenitor visitante». El denunciante, Esteban Trobajo, vicepresidente de la asociación de padres separados, también se queja de que los padres no pueden hacer reclamaciones y de los informes que las profesionales remiten a petición de los juzgados en los juicios de modificación de medidas. La Consejería de Familia defiende a la asociación y asegura que la «queja carece de fundamento»; el punto de encuentro contestó al Procurador que su deber es propiciar el cumplimiento del régimen de visitas y, en ciertos casos, «preparar a los niños antes de los encuentros». El juez decano considera que el punto de encuentro «es un servicio muy útil y puede que algunos usuarios se quejen porque no son partidarios de cumplir las visitas». Daño psicológico «Hay padres y madres que al principio no se ven y luego acaban encontrándose. Al niño le viene bien porque ven que no hay partes enfrentadas y se relaja mucho», explica la psicopedagoga del centro, Ruth Valcárcel. El conflicto de lealtades y la alienación parental son dos de los fenómenos psicológicos que se dan en los menores que sufren el conflicto entre el padre y la madre. En el primer caso, el niño o la niña se debaten entre dar satisfacción a lo que su madre espera y a la vez a lo que le gusta al padre. La alienación parental es uno de los riesgos más graves si se utilizan a los hijos como arma arrojadiza en un proceso de separación. Consiste en programar un hijo para que odie a uno de sus padres sin que tenga justificación. «Hay niños que vienen aquí y están diciendo: no voy, no voy... mientras la madre o el padre le dicen: puedes hacer lo que quieras, porque aquí no pueden decir lo contrario pero el crío está aleccionado», explican en el centro.

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