«Se necesita la mediación durante el divorcio para evitar problemas»

Pasar de la confrontación a la negociación y del «yo de aquí no me muevo» a la flexibilidad requiere todo un cambio de mentalidad. Los servicios de mediación familiar se han pensado para ayudar a cambiar las actitudes ante los procesos de separación y divorcio, pero aún están en ciernes. Existen grandes diferencias entre unos y otros territorios. Así, en Cataluña existe desde el año 2001 una ley de mediación familiar y servicio que se ocupa de estas funciones en coordinación con colegios profesionales de psicólogos, abogados y trabajadores sociales. En Castilla y León, por el contrario, no existe una ley de mediación familiar y en la mayoría de las provincias no se cuenta con juzgados de familia especializados. La Consejería de Familia remitió el año pasado a las Cortes de Castilla y León un proyecto sobre mediación familiar que contempla ofrecer este servicio a través de entidades acreditadas por la Junta en lugar de crear un departamento público específico como en otras comunidades (La Rioja). La mediación no sólo se aplicará a las rupturas de pareja (ya sea un matrimonio o una relación de hecho), sino a otras situaciones como desavenencias entre hermanos a la hora de cuidar un familiar mayor, crisis entre padres e hijos mayores de edad, problemas de custodia de menores e incluso el supuesto en el que un hijo adoptado quiera conocer sus orígenes en contra de los deseos de sus padres adoptivos. Carmen Gutiérrez, trabajadora social de Aprome en León, subraya que la mediación familiar reduciría «muchos de los problemas que vemos ahora aquí y que en muchos casos vienen muy de atrás, están enquistados».