Seis meses y un plan después
Se acabaron las sonrisas. Zapatero recibió con un estudiado gesto de seriedad a Ibarretxe en las escaleras de la Moncloa. Cumplió el protocolo estrechando tres veces su mano y situó la ikurriña junto a la bandera española, pero las formas fueron muy distintas que en su encuentro de julio. En aquel primer encuentro veraniego, el presidente del Gobierno bajó la escalinata del palacio de La Moncloa para recibir al pie del automóvil a su invitado; ayer, Rodríguez Zapatero esperó en el último escalón a que el lendakari subiera los peldaños y no hubo palmadas en la espalda.