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Moratinos destaca en la visita de los Reyes que es necesario «mirar al futuro» para consolidar las relaciones bilaterales

Mohamed VI se compromete ante el Rey a reforzar el control de la inmigración

Marruecos solicita ayuda económica y técnica a España para lograr frenar el flujo hacia Canarias

Don Juan Carlos y el rey de Marruecos saludan al público en su recorrido hasta el Palacio Real

Publicado por
Paula de las Heras - marraquech
León

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El viaje de Estado a Marruecos que ayer emprendieron los Reyes de España parecía una visita de alto simbolismo, con el objetivo de cerrar la crisis diplomática que desembocó en el incidente del islote Perejil, pero escaso contenido político. Sin embargo, dio ayer mismo sus primeros frutos. Mohamed VI se comprometió ante don Juan Carlos a reforzar el control de la inmigración ilegal hacia España y, sobre todo, hacia Canarias. El cumplimiento de la promesa, eso sí, pasa por obtener del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero ayuda técnica y financiera. El monarca marroquí desea recibir asistencia española para mejorar la vigilancia de las fronteras situadas al sur del país y hacer frente así a la avalancha de inmigrantes subsaharianos que llegan a Marruecos con intención de partir hacia Europa. La ayuda, según el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, llegará. El jefe de la diplomacia española anunció el próximo viaje de los ministros del Interior, Trabajo y Asuntos Sociales, José Antonio Alonso y Jesús Caldera respectivamente para concretar esta colaboración. La UE ya ha aportado a este fin 40 millones de euros. Ahora se hablaría de una aportación más bilateral, que llega después de que el país norteafricano haya logrado disminuir en un 18 por ciento, según los datos del Gobierno, la inmigración ilegal hacia el Mediterráneo. La cuestión empresarial La visita de Don Juan Carlos, que concluirá mañana en Tánger, sirvió además para arrancar otras promesas al monarca aluí, que ha preparado este viaje con gran esmero. Una de ellas afecta directamente al empresariado español, que mira hacia el país magrebí -el primer mercado de África y el segundo socio comercial de España después de Argelia- con cierto recelo. Las autoridades marroquíes se comprometieron ayer a ofrecer un marco de amplias garantías jurídicas para este colectivo y, en especial, para el sector de la construcción, que parece el menos dispuesto a correr riesgos. También quedó parcialmente fijada en esta primera jornada de ceremoniales la fecha en la que se producirá la próxima reunión de alto nivel con el Gobierno español. Será a finales de septiembre o principios de octubre; casi dos años después de la última cumbre hispano-marroquí, celebrada justamente en Marrakech para poner fin a las hostilidades entre el Ejecutivo de José María Aznar y el país vecino. Desde entonces, las relaciones bilaterales han mejorado de forma sustancial; sobre todo, desde la llegada de Rodríguez Zapatero al poder. Así lo considera el propio Mohamed VI. El Gobierno español quería que la visita de los Reyes sirviera para escenificar ese acercamiento y, aún más, para consolidarlo. De ahí que Moratinos desestimara ayer las protestas del PP por las declaraciones del monarca marroquí y se empeñara en resaltar el «clima de extraordinaria amistad y cordialidad» en el que se desarrollaron todos los encuentros del día. «Tenemos que mirar al futuro -dijo-, es la forma de ir consolidando nuestras relaciones».

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