Diario de León

Dos reyes contra las mafias

El monarca reclama campañas informativas para evitar en los jóvenes «ilusiones infundadas» y «engaños interesados» que les empujen a las mafias de inmigrantes

El Rey, ayer, durante su discurso institucional ante el Parlamento marroquí en Rabat

El Rey, ayer, durante su discurso institucional ante el Parlamento marroquí en Rabat

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Paula de las Herasrabat
León

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«No podemos permitir que los mares que nos unen se conviertan en fosa común de desorientados y mal aconsejados». Con estas palabras exhortó ayer el Rey a las autoridades marroquíes a combatir a las mafias de la inmigración. Más allá del control del control de las fronteras, que ya ha prometido reforzar Mohamed VI, don Juan Carlos reclamó en Rabat, ante el pleno de la Cámara de Representantes, campañas informativas destinadas a evitar que se expandan entre los jóvenes «ilusiones infundadas y engaños interesados». «Trabajemos juntos sin descanso -insistió- para acabar de una vez con esta tragedia humana». El monarca -que se desplazó desde la residencia de Jenane Kébir, que el soberano aluí ha puesto a su disposición en Marrakech, hasta la capital de Marruecos- ofreció a los senadores y parlamentarios reunidos en el hemiciclo un discurso encaminado a promover la colaboración entre ambos países. Pero no eludió las referencias a los asuntos más espinosos de sus relaciones: la inmigración, el terrorismo y el conflicto del Sáhara, un escollo en la plena integración del Magreb que propugnan tanto España como Francia. El jefe del Estado se refirió así a la inmigración como un fenómeno con luces y sombras. Reconoció -y eso arrancó el aplauso de su público- la contribución del colectivo marroquí al desarrollo económico y social de España. Pero también lanzó un mensaje preventivo de cara al proceso de regularización que se abrirá en nuestro país en las próximas semanas y defendió la protección a las inversiones españolas en territorio marroquí como el mejor método para evitar la emigración irregular, a través de la creación de empleo. «El respeto a las normas laborales y de inmigración -dijo- es indispensable para el receptor; pero también para quienes se incorporan al mercado de trabajo, como garantía para gozar de la plenitud de los derechos sociales que le corresponden». La alianza de civilizaciones En su mención al terrorismo, el Rey dio un espaldarazo a la política exterior del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y, en concreto, a su visión de las relaciones con el mundo árabe. Don Juan Carlos agradeció al país magrebí su colaboración en lucha contra el islamismo radical e hizo suyo el llamamiento del presidente del Gobierno ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para trabajar por una alianza de civilizaciones que evita «que se eleve un muro de incomprensión entre Occidente y el mundo islámico». El monarca se refirió incluso al conflicto de Irak para poner de manifiesto la plena coincidencia entre Marruecos y España en el papel que debe corresponder a la ONU en las cuestiones de mantenimiento de paz y de seguridad internacional. «Al margen de las posibles reformas de la Carta -señaló- Naciones Unidas es el mejor marco en que cabe esperar alcanzar una solución a este grave problema, tanto en el aspecto político de reconstitución del Estado y de la paz ciudadana, como en la imperiosa necesidad de reconstrucción de las infraestructuras y el aparato productivo». «La forma de combatir el terrorismo no puede ser ciega ni indiscriminada -continuó-; debe hacerse desde la razón que asiste a nuestras sociedades, con los instrumentos del Estado de Derecho y del derecho internacional». Con este argumento, y en consonancia con la propuesta del presidente del Gobierno, defendió la necesidad de afianzar los lazos y mejorar el entendimiento entre la cultura islámica y la occidental. Una tarea en la que España y Marruecos tienen mucho que aportar. «Nuestros dos países tienen fundadas razones para reforzar cada día más su entramado de relaciones de cooperación», aseveró don Juan Carlos. En este contexto recordó la labor de la red de centros españoles de enseñanza primaria, secundaria y bachiller en el país norteafricano que, según apuntó, acoge cada vez a un mayor número de estudiantes marroquíes. Y mostró su satisfacción por el proyecto de la futura universidad española en Tetuán. Ya por la tarde, en la inauguración de la nueva embajada de España en Rabat, el Rey se reunió con la colonia española en Marruecos, a la que agradeció la labor que hace por la proyección española en el extranjero y a la que animó a seguir trabajando por el enriquecimiento de la relación bilateral entre ambos Estados.

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