«La normativa sanitaria para traslados es muy rígida y siempre se cumple»

La travesía de vuelta a casa para los emigrantes fallecidos en cualquier lugar de España, incluído León, es a menudo más caro que el de ida. La normativa que regula este tipo de traslados requiere, paradójicamente, más papeles y es más insalvable que un viaje en patera. Según los responsables de Serfunle, se requieren, a mayores de certificados médicos sobre la defunción, la conservación temporal del cadáver en frigoríficos especiales, vehículos apropiados para el transporte hasta al aeropuerto o barco más próximo, permisos de la burocracia sanitaria, etcétera, todo ello para embarcar un arcón que debe tener, como mínimo un espesor de tres milímetros de zinc para aislar el cuerpo y un filtro depurador de gases para materia orgániza en descomposición. Se trata de costes añadidos que todo el mundo asume en momentos de emergencia y que, independientemente de las religiones, culturas y países de procedencia, se pagan también religiosamente. «La única diferencia es que, a la hora de amortajar al fallecido, un musulman nos pida, por ejemplo, que lo haga la propia familia o una persona del mismo sexo, porque para ellos no es lo mismo un hombre que una mujer, ni siquiera en estas circustancias, de modo que se les deja hacer lo que pidan y casi nunca hay problemas». «Nosotros tenemos luego un salón de cultos que vale para todos, pero la normativa sanitaria se cumple siempre, con multas severas».