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El año decisivo para Euskadi
Después de un cuarto de siglo de Estatuto de Autonomía, el PNV quiere dar un salto y convertir el País Vasco en una suerte de estado libre asociado con España
La independencia en cualquier grado de un país es una larga marcha. Pero hay fechas clave y años decisivos. Sin duda, el 2005 lo será para Euskadi porque después de un cuarto de siglo de Estatuto de Autonomía, el PNV quiere dar un salto y convertir al País Vasco en una suerte de «estado libre asociado» con España, como Puerto Rico lo es de Estados Unidos. Lo que sea se verá en este año y, depende de cómo quede, tardará bastantes años más en moverse. La secuencia de último mes es frenética: aprobación contra pronóstico del Plan Ibarretxe con los votos de Herri Batasuna leyendo una carta de ETA; petición de diálogo atendida desde el Gobierno central con la entrevista Zapatero-Ibarretxe pero rechazo del plan; posición común en el acuerdo Zapatero-Rajoy; petición de diálogo de Herri Batasuna denegada por el presidente hasta que «condene la violencia», o sea, «sine die»; coche bomba de ETA en Getxo sin víctimas; petición denegada al lendakari de encuentro a tres, él mismo con Zapatero y Rajoy; negativa previsible del Congreso de los Diputados en Febrero a aceptar lo aprobado en el Parlamento Vasco... ¿Qué viene después?. El riesgo de una mayoría absoluta del PNV en las elecciones de marzo. ¿El plazo para saberlo? Mayo como tarde pero en Madrid ya se trabaja con la hipótesis de que Ibarretxe, después del uno de febrero, escenifique su dolor por la «incomprensión de España hacia Euskadi» y convoque elecciones anticipadas. De ese modo sus posibilidades de ganar por mayoría absoluta son más altas porque corta la posibilidad de que se arregle algo la situación de ilegalidad de Batasuna, lo suficiente para acudir a elecciones. Para el PNV mejor como está. El clima que se vive estos días en el País Vasco es, a pesar de todo, algo mejor que en el año anterior. El Plan se ha aprobado en primera instancia pero ya se sabe que no saldrá adelante. Y la firmeza -dialogar sí pero ceder no- apreciada en Zapatero, más el acuerdo entre el presidente y Rajoy han aliviado a los constitucionalistas vascos. «En mi pandilla alguien dijo que acabaríamos marchando y le respondimos que ahora más que nunca hay que quedarse», cuenta un empresario alavés que colaboróa hace años con el PNV. Un directivo del BBVA consultado explica su problema: «Tengo mi casa cerca de Bilbao en venta desde hace dos años y ahora sé que durante el 2005 no la venderé porque no hay nada peor para los negocios que la incertidumbre . Aquello está todo parado». Entretanto, la Corporación Mondragón -una gran multinacional cooperativa que agrupa marcas como Fagor y Eroski- se esfuerza por ofrecer signos de integración en España como lo demuestra la visita reciente de los Reyes a la sede de la entidad, en el corazón de Guipúzcoa. Temen, como tantos empresarios vascos, que los caminos independentistas de Ibarretxe les averíe seriamente las cifras de venta. Boicot al cava El síndrome del «boicot al cava», por el que pasará a la historia Carod Rovira -y que se sepa de momento por nada más- planea sobre los negocios vascos en España y han tomado muy buena nota también los empresarios y financieros catalanes. En público lo niega todo el mundo pero en privado se reconoce alguna erosión en las ventas y en los cierres de cuentas. Es probable que los pronósticos del profesor Miguel Buesa sobre la caída de la economía vasca en una situación independentista sean demasiado catastrofistas, pero ya nadie duda de que será muy relevante. Pero para los vascos que no quieren aventuras la imagen de Zapatero y Rajoy aparentemente de acuerdo ha sido la mayor inyección de moral recibida desde hace años porque estaban hastiados de ver constantes cesiones desde Madrid. Por los socialistas que una vez, en Noviembre de 1986, ganaron las elecciones autonómicas con Txiqui Benegas por delante de Ardanza y no asumieron el gobierno vasco. Y por los populares después en dos tiempos bien distintos: los últimos años de Aznar absolutamente intransigentes para felicidad de los nacionalistas, años que seguían a una primera legislatura entregado al PNV de cuyos votos dependía. Xavier Arzallus lo cuenta gráficamente: «Con aquel caballero castellano obtuvimos más transferencias en trece meses que en trece años de gobiernos de Felipe González». Ahora las cosas son distintas y se percibe que decisivas. El Plan quedará frenado y se buscarán alternativas: un nuevo estatuto, desde luego, pero dentro de la Constitución. Ibarretxe desafía a España pero lo hace desde un país dividido, con unos empresarios mayoritariamente en desacuerdo con él y con un territorio como el de Alava que ya ha dicho que no se le seguirá en su deriva secesionista. Así se puede enredar mucho . ¡Qué pena en estos tiempos decisivos no poder contar con gente fundamental asesinada por ETA como el popular Gregorio Ordóñez, un hombre que no se arrugaba frente a HB, o el socialista Fernando Buesa que inició el «descuelgue» de Alava de la caravana nacionalista!. O gente desaparecida por enfermedad como el genial suarista Chus Viana. Viana, alavés luchador, recibió en su casa la visita de Arzallus y Garaikoetxea para integrarlo en el PNV a lo que se negó .