Diario de León

El Congreso rechaza el plan del lendakari con 313 votos en contra tras un debate intenso, pero respetuoso en las formas

Zapatero se compromete a entablar un diálogo para resolver la cuestión vasca

Ibarretxe pide al presidente que sea «valiente» y admita que hay que negociar

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P. Abejón | E. Clemente - redacción | madrid
León

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Como estaba previsto, el plan Ibarretexe fue rechazado por una amplísima mayoría del Congreso de los Diputados, pero eso no restó un ápice de interés a un debate intenso, en el que nunca se perdieron las buenas formas y que evidenció la profunda división entre los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, y los nacionalistas sobre este asunto. El desencuentro entre Zapatero e Ibarretxe se puede resumir en un intercambio de frases. «Si vivimos juntos, juntos tenemos que decidir», afirmó el presi-dente del Gobierno «Tenemos que poder decidir vivir juntos», le contestó el lendakari en su turno de réplica. «La convivencia no se puede im-poner a nadie», añadió. A lo que a su vez respondió el jefe del Ejecutivo en su segunda intervención: «Que vivimos juntos voluntariamente es una realidad evidente» y, por eso, «debemos decidir juntos». Valiente A pesar de su choque frontal, ambos se mostraron de acuerdo en que la aplastante votación de ayer no resuelve la cuestión vasca, sino que hay que avanzar en la búsqueda de una solución. El presidente del Gobierno sostuvo que tiene que basarse en un gran consenso de las fuerzas políticas vascas. Y admitió que debe haber diálogo, pero para llegar a acuerdos respaldados por «el 70, el 80, el 90 o el 100%», de los vascos, porque «no basta el 51%», El lendakari insistió en que debe dialogarse en Madrid y por ello, pidió a Zapatero que sea «valiente» y diga a la sociedad española que tiene que negociar con las instituciones vascas, «a pesar del acoso del Partido Popular», porque «es necesario que lleguemos a un acuerdo político». Juan José Ibarretxe basó su intervención en el pleno del Congreso en la fórmula «derecho a decidir y obligación de pactar». Es decir, los vascos deben decidir su futuro, negociándolo con el Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero tejió su argumentación para recha-zar su proyecto soberanista alrededor de un mensaje muy claro: «Si vivimos juntos, juntos debemos decidir». El líder vasco aseguró que ve-nía con «la mano tendida para negociar», criticó el «portazo» del Congreso al plan aprobado por el Parlamento de Vitoria y acusó a socialistas y populares de perder una «oportunidad histórica» para resolver el problema vasco. «Tendrán que explicar a los vascos que ustedes ya han pactado y que de nada servirá la decisión que ellos puedan expresar», advirtió. Cumplir la ley El presidente le respondió que el futuro de Euskadi «lo decidirán todos los vascos, no la mitad, y todos los españoles», rechazó su proyecto «en nombre de la ley» y le advirtió de que «al Gobierno le correspon-de cumplir y hacer cumplir la legalidad si fuera necesario». «Como demócrata y como presidente de todos me opongo a una propuesta que no es de todos ni para todos», afirmó Zapatero. Pero dijo que el rechazo no debía entenderse como una victoria de unos y una derrota de otros, sino como un «sí a una realidad nueva en la que caben todos». «No puede haber mayor llamamiento al compromiso», remachó en su segundo turno. Zapatero dejó una puerta abierta al reconocer, como antes había dicho Ibarretxe, que que la aplastante votación de ayer en el Congreso no resuelve la cuestión vasca. «No es el fin de un plan, sino un nuevo comienzo para Euskadi y para España», porque abre la posibilidad de lograr un «acuerdo histórico y definitivo» Ibarretxe afirmó que el «con-flicto vasco» es «muy anterior a la bárbara e inhumana violencia de ETA», ya que existe desde hace casi 200 años, y dijo que la propia Constitución española reconoció los derechos forales. Asimismo, preguntó al PSOE y al PP por qué tienen miedo a negociar y a lo que puedan responder los vascos cuando sea consultados Pese a todo, Ibarretxe se mostró optimista, aseguró que hay una solución al conflicto y un punto de encuentro para resolverlo. Como había hecho Zapatero, Rajoy también invocó la ley para justificar su negativa al plan, pero su discurso fue muy distinto. El líder del PP pronunció un alegato durísimo, no hizo ninguna concesión y dio por enterrado el plan Ibarretxe, sin proporcionarle ninguna vía de salida. Consideró a ETA como «inspiradora del proyecto», al que ha «prestado sus votos» y a cuyo éxito contribuye «amordazando» a la mitad de los vascos. «Usted no juega limpio», le dijo al lendakari.

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