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Hermana de la joven asesinada

«Matar así por un móvil pasional no me entra en la cabeza, tiene que haber más»

Un año y 14 días después del asesinato de la joven Sheila Barerro, su familia más cercana aún clama justicia y confiesa su desconfianza hacia el actual sistema legal

Publicado por
C. Vergara / M. Romero - villablino
León

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Mónica es la hermana mayor de Sheila. Está derrumbada, como todos en su casa, pero habla de ella en presente, como si aún estuviese aquí. Sólo un hilo de entereza le ha permitido conceder esta entrevista, en la que, sobre todo, clama justicia. Valora la evolución de las investigaciones policiales durante este último año, pero pide agilidad. Su único y mayor temor, ser mirada libremente por los mismos ojos que vieron viva a su hermana por última vez. -¿Cómo ha vivido su familia este último año sin Sheila? -Desolada, aunque depende del día. Hay momentos en los que pensamos que todo se va a aclarar y, por el contrario, otros días vemos que las cosas dan dos pasos para adelante y una para atrás. Realmente no hay nada claro. -Ha sido un año sin ella y, paralelamente, un año de investigaciones. ¿Cuál es su balance? -Negativo, porque como no te sueles ver en estos casos no sabes lo que tardan en resolverlos. Al principio piensas que va a ser pronto, pero luego ellos te van diciendo que todo esto lleva tiempo y que, como mínimo, el caso de Sheila llevaría seis meses. Hay momentos en los que ves que no hay nada, en otros, como ahora, tienes puestas las esperanzas en los resultados de las pruebas, ves todo mucho más positivo. De todas formas, siempre te queda la incertidumbre de que todas esas pruebas que se investigan se queden finalmente en indicios y no haya algo fundamental para que metan al culpable en la cárcel. -Su familia está convencida de que la muerte de Sheila está desencadenada por un móvil sexual. ¿Por qué? -Así es. En una persona que lleva una vida normal, en una familia normal que no tiene nada que se salga de su sitio¿ ...no entendemos el por qué. No habiendo nada de nada, ellos [ cuando se refiere a «ellos» en diferentes momentos de la entrevista habla de los guardias civiles que investigan el caso ] siempre barajaron un móvil pasional. Sólo con la primera inspección ocular, fue lo primero que nos dijeron. Pero subir a Cerredo y matar así a una persona por un móvil pasional no me entra en la cabeza. Yo creo que tiene que haber algo más. -Sin necesidad de acusar directamente a alguien, ¿cuál es la teoría de la familia sobre la muerte de Shelia? -Esa marca en la pierna, cerca de la ingle, y la media rota a la misma altura no responden a un simple forcejeo, creemos más bien que él iba a sobrepasarse. Consideramos que el asesino es un novato en esto y que se le fue de las manos. Sospechamos que pudo ver algo que le obligó a apresurar lo que iba a hacer, aunque matar la iba a matar igual porque, si no, no llevaría el arma cargada. Se le hizo de día y algo pasó que le puso nervioso. Es un asesino principiante que no lo ha hecho más veces, aunque volverá a matar. Ahora está empezando, como quien dice. -¿Qué podían saber de ella el asesino o asesinos? -Ellos [ los guardias civiles otra vez ] siempre barajaron que tenía que ser alguien cercano y conocido del círculo de Sheila. Sabía que ella pasaba por allí y que esa noche su amiga no la acompañaba, un dato fundamental. Mi hermana casi siempre iba sola los viernes, pero los sábados la acompañaba su amiga Jennifer, que es menor de edad y no podía conducir, por eso mi hermana la llevaba y traía en coche. Ese fin de semana Jennifer estaba enferma y ya se sabía desde el viernes porque mi hermana lo comentó en el pub. El recorrido que hacía era más o menos frecuente y siempre llegaba a casa a la misma hora. -Hablemos de la investigación. ¿Por dónde empezó y cómo avanza? -Además del círculo cercano de Sheila, también investigaron cualquier rumor que les iba llegando, por muy ridículo que fuera. En este sentido, la familiares nos sentimos decepcionados porque a ellos se les hizo perder muchísimo tiempo investigando este tipo de rumores. Está bien que des datos, pero en cosas tan ridículas como el tema de la droga -se llegó a vincular erróneamente el asesinato de Sheila con una operación antidroga- se perdió muchísimo tiempo. Después de todo se centraron en su entorno, en la gente que la conocía de esta zona y tal vez la de Gijón. A ésta última se la barajó un poco menos. -¿Qué tipo de pruebas se están analizando actualmente? -Todo lo que es un coche entero por dentro como ropas, asientos, cinturones, la ropa recogida de Borja -ha sido el único imputado en el caso, aunque el juez le liberó finalmente por falta de pruebas-, casquillos de bala de casa de su abuelo... -Demasiada incertidumbre... -Estamos muy mal porque te desesperas. Pierdes a una persona y además estás así. Cualquier cosa nueva te sobresalta y a nivel psicológico estamos todos muy afectados. -Por cierto, ¿la familia ha recibido algún tipo de ayuda especial por parte del Estado? -No. Mi madre era la que más lo necesitaba y tuvimos que ir a un psicólogo por nuestra cuenta. Yo también fui al mismo que mi madre y mi hermano Elías, también. Rubén y mi padre, como son como Sheila, que se lo callan todo, no dicen nada y son en realidad los que más ayuda necesitan. Nosotras estamos hablando todo el día de Sheila, pero Rubén no dice nada, escucha lo que se opina, pero no dice nada, es quien peor lo está llevando. -Todo va lento, ¿pero su familia está satisfecha con el trabajo de los investigadores? -A día de hoy, sí, y lo mantendremos siempre. Una vez que se aclare todo pues igual llegamos a pensar que esto lo pudieron haber hecho de otra manera o que aquello se les pasó por alto¿ A nivel personal sientes que ellos están mirando por ello. Cuando les dices cualquier dato ves que lo tienen todo memorizado en la cabeza. Para lo que sea, tú sabes que marcas el numero de teléfono y ahí están. Esto a nosotros nos ayuda muchísimo. -¿Piensa lo mismo del juez de Cangas de Narcea que lleva el caso? -No, porque el juez debería haber considerado concluyente la prueba de la pólvora que le realizaron a Borja. Si no la tiene él (la pólvora) y la tiene otra persona, yo me apostaría algo que estaría en prisión provisional. Balística jamás te va a decir si esta persona mató a alguien, simplemente analizan algo que hay ahí y si eso corresponde con algo. Por otro lado ves que el juez se molesta, que está al día y que lo está llevando todo con demasiado cuidado para no meter la pata. Eso esta bien, pero a nivel personal la familia lo que quiere son resultados. -Hasta el momento sólo hay ese imputado, pero el juez lo ha puesto en libertad... -Nosotros no queremos ver a un inocente en la cárcel. Lo que antes eran pruebas, ahora se han convertido en indicios. ¿El trabajo de los profesionales como se mide? ¿Qué pasa, que ahora ya no se mide eso y la opinión que tienen? [...] Se debería tener en cuenta el trabajo que ellos llevan a cabo y si ellos dicen que esa prueba que presentan es muy importante es porque lo es. -En su opinión, ¿qué errores se han cometido en el desarrollo de la investigación? -Insisto en que si ellos creían que esa prueba era fundamental es que estaban superconvencidos de ello. Pero después también piensas que hubiese sido mejor esperar a que llegaran los resultados de todas las pruebas para poder señalar a alguien. No obstante, con lo que tardan en llegar, ¿como estaríamos a estas alturas? ¿Dudando de cada uno que pase por la calle? En ese caso sería mucho más difícil de llevar. -¿No cree que todo esto va con demasiado retraso y que se le debería dar una mayor agilidad? -Claro que sí. Hasta el momento han llegado 20 o 30 resultados de más de cien pruebas recogidas para analizar. Los resultados no han sido cotejados todavía con nada. -¿Temen que no se llegue a resolver el caso? -Sí. Una vez que lleguen todas las pruebas, a ver lo que pasa. Se cotejarán y, de lo que saquen, veremos lo que sale. Pensamos que en un mes y medio llegará todo. Y bueno, si luego hay que empezar de cero y volver a investigar todo, se hará. Pero todo depende de los resultados de las pruebas, ahí puede haber algo importante. -¿La familia confía en la justicia? -Hay que decir que sí, pero no confiamos en las leyes que hay ahora mismo. Está todo mal desde la base. Por ejemplo, esta persona que mató a mi hermana vuelve a matar mañana y se descubre quién es. Supongamos que le caen 20 o 30 años. ¿Por cuál de las dos víctimas está pagando? ¿Qué diferencia hay entre un terrorista y un asesino si los dos están quitando vidas humanas? Todos tienen que medirse por el mismo rasero o es que vale más la vida de un concejal del País Vasco que la de una chavala de Degaña. ¿Por qué no podemos tener ayuda psicológica y una serie de atenciones que la viuda de un concejal de Euskadi asesinado? Es injusto, la ley está fallando. A mí el Estado no me premia por buena conducta, pero a una persona que mata sí, porque le rebaja la pena en prisión. El objetivo que tenemos ahora es hacer fuerza para que se cumplan las penas íntegras, tenemos que unirnos todos: asociaciones que se dedican a ello¿s Estamos consiguiendo números de teléfono y aún el otro día estuve hablando con la madre de Sandra Palo, que está luchando para que se endurezca la Ley del Menor. Esto lo está pidiendo a gritos la sociedad y no se nos escucha. Esto tiene que cambiar. Aquí, o matan al hijo de un presidente o de un juez o esto no va a cambiar. Lo más importante en un Estado es la seguridad y vemos que de día en día matan con una pistola o una navaja y a los dos días los asesinos están en la calle. -¿Se han sentido apoyados por la sociedad? -Sí, aunque ha habido de todo. La gente es la que te levanta hacia arriba todos los días, gente anónima que te llama a casa o te envían estampitas para poner donde asesinaron a mi hermana. Todo esto te reconforta. Hay veces que te pones a hablar con la gente y te quedas alucinada de ver cómo lo sienten. -¿Hasta dónde han llegado para pedir ayuda? -Hemos enviado una carta a Zapatero y a los Príncipes de Asturias y también hemos hablado con un alto cargo del Ministerio del Interior. Hemos tocado muchas puertas y, por suerte, nos las han abierto. -Un asesinato sin resolver siempre se convierte en un punto de atención mediático. ¿Cuál es su percepción del tratamiento que ha recibido la confusa muerte de su hermana en los medios de comunicación? -Ha habido de todo. Los primeros días nos encontramos con información demasiado fuertes, después no reflejan exactamente lo que tú dices. A veces se ha especulado en cuanto al móvil y si algunos periodistas hubiesen llamado a la Guardia Civil antes de publicarlo habrían puesto lo correcto. El problema de todo esto es que siembra dudas entre la gente.