El elástico apoyo de los populares

Europa sí, pero no a este tratado. Éste es el lema de la Chunta Aragonesista, el partido de Labordeta. Su eslogan recuerda mucho a la matizada petición del voto en contra que hace Anxo Quintana, líder del Bloque, con su «non pero si». Una etiqueta parecida, del sí pero no, puede aplicarse al Partido Popular, que apoya una Constitución redactada durante su etapa de Gobierno, pero recela de los últimos cambios realizados en la cumbre de Dublín, con Zapatero ya de presidente de Gobierno. Además, los populares tratan de evitar que el PSOE se apunte un tanto espectacular, con una masiva afluencia a las urnas, en un año con dos decisivas citas electorales, las de las autonómicas vascas y gallegas, que pueden determinar el rumbo de la legislatura. Aznar y la versión más radical Hay dirigentes del PP que incluso defienden las ventajas de la no entrada en vigor de la Constitución europea, pues al conservar todos los tratados anteriores, se recuperaría el de Niza, que da a España una mejor posición en el reparto de poder. Además, lamentan que no se haya incluido la referencia a los orígenes cristianos de Europa. El ex presidente Aznar, que ha preferido guardar silencio en la campaña, aparece como el principal referente de esta postura. El sí crítico de Acebes En su papel de puente entre Aznar y Rajoy, el secretario general del PP, Ángel Acebes, aparece instalado en una suerte de sí crítico, que incluye amenazas al PSOE, al que ha advertido que su actual estrategia de campaña puede privarle del apoyo de los católicos y de muchos votantes del PP. Parece preparar el camino para una escandalosa abstención, que no im-pida la aprobación del tratado, pero deje mal parado a un Zapatero «que se precipitó». En una línea similar puede enmarcarse el «sí como mal menor» que pide un poco activo Fraga. Rajoy, estadista o partidista En cambio, Rajoy no para de moverse por España, con el plan Ibarretxe como eje temático. Rajoy defiende el sí, a pesar de un Zapatero torpe, a su juico, entregado a partidos nacionalistas que rechazan la Constitución, y beligerante con la Iglesia. El presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, reclamó ayer que el referendo sobre la Constitución Europea no se use para hacer «confrontación partidista», porque los 25 jefes de Estado que la firmaron en año pasado «no pensaban en ese momento en su partido, sino en compartir Europa, vivir y trabajar juntos».