Diario de León
Publicado por
ENRIQUE VÁZQUEZ
León

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EN PURIDAD, la ceremonia de ayer en Sharm El Sheij que escenificó la vuelta del conflicto israelo-palestino a un ensayo de negociación política sólo dio una noticia: la prevista «retirada unilateral» de Gaza (y cuatro pequeñas colonias aisladas en Cisjordania) será insertada en la Hoja de Ruta. El asunto tiene lógica. La no presencia en el formato imaginado por el Cuarteto (ONU, UE, EE.UU. y Rusia) se debe únicamente a que la idea de Sharón, y su programa-estrella para una legislatura, es posterior a la Hoja. Israel, con todo, vacilaba porque su reticencia (por decirlo cortésmente) con la Hoja es proverbial y no deseaba fusionar conceptualmente el alto el fuego con el proceso político propiamente dicho. La tregua, en efecto, es para Ariel Sharón el elemento central en la creación del calendario político que le conviene: el que le permitirá la evacuación tranquila (no bajo fuego palestino, que daría una imagen penosa) y coordinada con la policía palestina. Ve el alto el fuego, pues, como un claro instrumento de seguridad, no de cimiento del genuino proceso político que -pues no puede ser cancelado- se aplaza. ¿Hasta cuando? Es evidente: hasta que concluya la evacuación de Gaza, lo que nos pone después del verano, en septiembre. No es mucho y es sensato que las partes lo hayan aceptado. También la «calle» palestina y los militantes necesitan un descanso y una cierta normalidad cotidiana de impagable valor psicológico y social. Todo, a su vez, se basa en el sobreentendido de que Abu Mazen ha negociado a fondo tal calendario y la tregua con los islamistas y las Brigadas que, guste más o menos, tienen en su mano la posibilidad de dinamitarla y echarlo todo a rodar. Las noticias de ayer, de Gaza como del Libano-sur, de «portavoces» del Hamas desvinculándose ominosamente del alto el fuego deben ser desdeñadas. Es seguro que la dirección política islamista ha dado un buen plazo a Abu Mazen y que, en primera instancia, controlará a los suyos. Bajo estos parámetros, lo sucedido ayer es muy relevante y poco relevante a un tiempo. Es un juicioso recurso a la calma de la zona que, del lado palestino, se justifica del todo por el hecho de que desean sondear la conducta del «segundo Bush». Washington, en graves dificultades regionales, desea dar algunas bazas a los árabes y recuperar un papel de honesto mediador que perdió con su alineación estricta con Sharón (las famosas «garantías» de abril pasado). No sería imposible que cambiara para bien. Estados Unidos está «muy reconfortado» y estima que el anuncio del cese de la violencia entre israelíes y palestinos es un «paso importante».

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