El Estado prefiere invertir en centros públicos, donde sobra ya oferta, según denuncia la patronal del sector
La demanda de plazas en los colegios privados supera un 30% su capacidad
Casi la mitad de los padres solicitaron en el 2004 matrícula para sus hijos en centros no estatales
«Hay extendida una idea perversa sobre el supuesto de que nos estamos hartando de ayudas y subvenciones» MANUEL BELINCHÓN , director y copropietario del Colegio Leonés Los colegios privados tuvieron que desestimar el año pasado cerca de un 30% de las demandas de matrícula en la provincia de León por falta de plazas mientras en la enseñanza pública sobran cada vez más. En la privada se ofertan un total de 720 unidades escolares para edades de escolarización obligatoria, en tanto que en la pública suben hasta un total de 2.227, según las estadísticas que ofrece el MEC en sus últimas páginas colgadas de las redes informáticas. También aproximadamente un tercio del alumnado de educación infantil, primaria y secundaria obligatoria aparece censado ya en centros privados, cuyo crecimiento sólo tiene como freno las subvenciones para la educación gratuíta: de acuerdo con la demanda social podría crecer otro tercio más, pero todas las administraciones públicas, de cualquier color, incluída la Junta y el propio MEC, se resisten a ello porque arruinaría a bastantes centros estatales. Según Manuel Belinchón, uno de los propietarios del Colegio Leonés, el mayor consorcio de centros privados de la provincia, con varios colegios, algunos de cien años de antigüedad en la saga familiar, las preferencias de las aministraciones hacia la enseñanza pública, a pesar de que la sociedad reclama cada vez más un hueco en la privada, son comunes a todos los colores políticos. «Teóricamente se podría incrementar en un 30% o más el número de unidades en nuestros colegios, de acuerdo con la demanda social, pero no nos las dan y se prefiere derivar esa demanda hacia los centros públicos: nosotros mismos tenemos un colegio en La Chantría y otros podrían haberlo solicitado en Eras de Renueva, ambos barrios con una población jóven y altos niveles de natalidad, pero no han concedido a nadie ninguna unidad de enseñanza privada, lo que significa que ha tenido que derivar necesariamente hacia la estatal, caiga lejos o cerca». Cierres y fusiones En los últimos cinco años se han cerrado casi media docena de colegios, en su mayor parte regentados por órdenes religiosas: el de las Carbajalas (Plaza de Regla), El Camino (Villaobispo), La Milagrosa (calle de la Corredera) y las Josefinas, en la avenida de José Aguado. Estos dos últimos fueron salvados finalmente de la clausura definitiva por el grupo del Colegio Leonés, que ahora los regenta. La clave de este trajín de centros, según Belinchón, no está tanto en la demanda de puestos escolares, que sobran como en afinar la gestión de los que se conciertan con el gobierno de turno, que ahora mismo son todos los colegios de la provincia, menos el de Peñacorada, a modo de excepción y creado a finales de los setenta. El problema, según él, es que «cuando se firmaron los conciertos entre el Estado y la enseñanza privada allá en los tiempos de la UCD, gran parte del profesorado de los colegios religiosos eran también curas o monjas, cuyos salarios oficiales ingresaban directamente en la orden sin más contrapartida, mientras que ahora el grueso de las plantillas de esos mismos colegios está formada por profesorado laico y contratado» y el resultado final es que, «salvo que se afine mucho, cuesta trabajo cuadrar las cuentas». «Hay una idea perversa sobre el supuesto de que nos hartamos de subvenciones», se añade, «pero el hecho es que percibimos medio millón de pesetas para mantenimiento de cada aula al año, lo que incluye también luz, calefacción, limpieza, impuestos locales, etcétera, todo lo cual corre en los centros públicos por cuenta del Ayuntamiento, o sea que le salimos baratos al Estado».