Un equipo de voluntarios entra hoy en la torre, que aún podría caerse
Los bomberos y los técnicos de Edificación del Ayuntamiento de Madrid (todos se presentaron voluntarios) tienen previsto entrar en el edificio Windsor con la primeras luces del día. Habrán pasado más de 48 horas desde que se produjo la extinción definitiva del incendio que destruyó la torre. A pesar de que ha transcurrido este tiempo, el peligro de derrumbe sigue siendo muy alto, según confirmó el jefe de bomberos de Madrid, Fernando Munilla, que añadió que los bomberos son, además, arquitectos. Éste no pudo precisar cuánto tiempo durará la expedición entre los restos calcinados del inmueble: «Puede que estemos dentro 2 minutos o 45. Dependerá de lo que nos encontremos». Su objetivo es calcular cómo de afectada se encuentra la estructura del edificio, «porque las altas temperaturas que se alcanzaron pueden haber deshidratado el hormigón o deshecho el hierro del interior. Puede haber perdido toda la resistencia», afirmó Munilla. La comprobación será visual, aunque también tomarán fotografías para estudiar posteriormente fuera cómo de afectado se encuentra la estructura del inmueble. «Sabemos que el peligro de derrumbe sigue existiendo, porque los daños estructurales son gravísimos. Pero sabemos donde entramos. aunque vamos a minimizar los riesgos todo lo posible», puntualizó. Los responsables del cuerpo se reunieron durante la tarde de ayer para diseñar el plan de cómo se llevará a cabo la inspección. Fernando Munilla no pudo precisar por dónde penetrarán ni cuántos equipos lo harán. De su informe dependerán gran parte de las decisiones que se tomen sobre la demolición y las medidas de seguridad implantadas. Para evitar cualquier complicación, la Comisión de Seguimiento del Incendio ha elaborado un protocolo específico de entrada a la torre así como un plan de evacuación urgente en caso de que, tras la entrada de los profesionales, surja algún tipo de contingencia. Más atascos Mientras no concluyan los informes técnicos, permanecerá inalterable el perímetro de seguridad de 500 metros establecido alrededor del rascacielos y que afecta a cuatro calles adyacentes, entre ellas el acceso al Paseo de la Castellana desde Nuevo Ministerios, lo que ha vuelto a provocar, este martes, grandes atascos en la zona norte de Madrid.