Diario de León

Cincuenta científicos confirman que la Península Ibérica es el área geográfica más vulnerable de la media mundial

El cambio climático hará que el mar se trague parte de las costas de España

Un estudio augura para finales de siglo aumentos de temperaturas de 4 a 7 grados

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Arantxa Prádanos - madrid
León

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España forma parte del infausto club mundial de las regiones más vulnerables al cambio climático en el presente y, sobre todo, en un futuro muy próximo. Un completo estudio encargado por el Ministerio de Medio Ambiente y firmado por los principales especialistas del país augura aumentos de temperaturas de entre 4 y 7 grados para finales de siglo y una cadena de alteraciones climatológicas que agravarán la desertización del país, la escasez crónica de agua en algunas regiones y la posible pérdida de una parte del litoral por la subida del nivel del mar. Es un estudio inédito por su magnitud -lo firman más de cincuenta científicos de 16 universidades, 7 centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 9 Organismos Públicos de Investigación (OPI's) y empresas privadas, y han participado casi 400 expertos españoles e internacionales- y aterrador en sus conclusiones. Se presentó este martes, víspera de la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, el único instrumento internacional de lucha contra el calentamiento planetario, y corrobora lo ya apuntado por el Panel Internacional del Cambio Climático (IPCC) y la Agencia Europea del Medio Ambiente; la Península Ibérica es, por su perfil geográfico y su variado clima, una de las zonas más expuestas al aumento térmico previsto para las próximas décadas en todo el mundo. Los registros más recientes y las predicciones más fiables coinciden. En los últimos cien años España ha se ha calentado 1,5 grados centígrados, más del doble del promedio global --0,6 grados-, y más que la media europea --0,95 grados-. Para finales del siglo XXI, entre los años 2.070 y 2.100, las proyecciones hablan de subidas de temperaturas de hasta 7 grados en verano y 4 en invierno, más extremas en el interior que en las costas aunque afectará a todas las regiones. A partir de ahí, el rosario de consecuencias es inacabable. De entrada, serán más frecuentes los días con temperaturas punta máximas; las olas de calor como la que abrasó la península en el 2003; los incendios; los fenómenos climatológicos extremos, como las inundaciones. A la vez, descenderá el nivel medio de precipitaciones, sobre todo en primavera. El informe calcula que para finales de este siglo España podría haber perdido ya el 22% de sus recursos hídricos, con un impacto dramático en las cuencas que ya hoy tienen déficit crónicos, como las del Segura, Júcar, Guadalquivir, Guadiana, Canarias, Sur y Baleares. Mientras la aguas interiores se agotan, el agua marina avanza. La elevación del nivel de los mares fruto del deshielo gradual de ambos polos y los hielos continentales podría oscilar entre 10 y 68 centímetros para finales de siglo. En lo que toca a España, «es razonable pensar esperar una subida de 50 centímetros del nivel medio del mar, con un metro como escenario más pesimista», subraya el informe. Resultado, la pérdida de un número importante de playas, «sobre todo en el Cantábrico», y la inundación de zonas bajas, caso del Delta del Ebro, Llobregat, Manga del Mar Menor y costa de Doñana. En España, como en el resto del planeta, el impacto del calentamiento no será homogéneo; afectará más a las áreas más vulnerables, zonas con escasez de agua, alto grado de desertización, sobrecarga urbanística, etc. Dos escenarios Los especialistas barajan dos escenarios en función de cómo evolucionen en el mundo las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), responsables del cambio climático. Uno malo -el llamado B2- , y otro peor -A2-. El primero contempla para el año 2100 el doble de las emisiones actuales y una concentración de CO2 en la atmósfera de 760 partes por millón de CO2 en la atmósfera. Al segundo escenario se llegaría si la comunidad internacional no ataja el problema e implicaría un aumento del 120% de las emisiones, hasta las 850 partes por millón, lo que dispararía el calentamiento global muy por encima del límite catastrófico a partir de los dos grados centígrados. El panorama se presenta negro tanto en un caso como otro. El cambio climático ya está aquí y no se trata, subrayó la ministra de Medio Ambiente «de predicciones catastrofistas de movimientos ecologistas», sino de análisis rigurosos de la comunidad científica internacional y ahora española.

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