«Nadie puede pasar del piso veinte, ni siquiera los colegas de Madrid»

Desde su despacho de provincias el jefe de los bomberos de León, Alvaro Rodríguez, encuentra todavía difícil de explicar el siniestro que arruinó el pasado fin de semana el madrileño edificio Windsor. «Lo extraño es que llevara casi una hora el fuego sin que lo hubieran detectado los sistemas de alarma de humo o de calor y, al parecer, tampoco tenía sistemas de extinción automática de incendios, como los que, por ejemplo, hay ya ahora aquí en El Corte Inglés o en Carrefour: cuando se produce un fuego se activa también de forma inmediata una red de desagüe, que se puede apreciar en los techos, y que actúa por un sistema eléctrico e, incluso, si éste se apagara debería contar con otro autónomo, el cual, a su vez, abriría depótitos ubicados en lo alto del edificio o haría subir la presión del agua desde las conducciones convencionales del suelo». En todo caso, «ningún artefacto de bomberos puede pasar de veinte pisos». «En Madrid tenían una escalera de 70 metros, pero mandaron rebajarla porque no era operativa ni llegaba a tiempo». Según Rodríguez, cualquier incendio que no pueda atacarse desde el interior tiene una solución problemática, «porque cuando hay que evacuar a mucha gente, como pasó cuando el desastre de las Torres Gemelas de Nueva York, hay que sacar a las personas por las escaleras procurando que no hagan de chimenea y, a la vez, que no taponen la salida de humos, pero cada incendio es un caso diferente y cada edificio un mundo distinto para los bomberos». Todo lo demás depende casi siempre del azar, según Rodríguez.