«¿Pero dónde narices se vota aquí?»

-Tú, ¿qué votaste al final? -Que sí, ¿y tú? -Sí. -Yo, que no. El diálogo, breve y conciso, corresponde a tres jóvenes que ejercieron su derecho a votar en el colegio electoral ubicado en la Torre. Su indecisión no fue un gesto aislado a lo largo del día, sino más bien un denominador común entre los electores. «¿Pero dónde narices se vota aquí?», preguntaba una pareja de ancianos en el colegio de El Cid, donde tradicionalmente votan los vecinos del barrio Romántico. Las mesas habían sido trasladadas al instituto Legio VII, lo que provocó mucha confusión, sobre todo a la salida de la misa en la basílica de San Isidoro, donde se veían perfectamente divididos los que se dirigían hacia el colegio correctamente y los equivocados, enfilados hacia el Cid. Y el de las encuestas Un reportero a las puertas de un colegio electoral es confundido con «el de las encuestas». Los policías, casi más que electores, pasaron el día más aburridos que un bostezo.