Diario de León

El terrorista se había convertido en prisión en un líder radical que había captado varios adeptos

Se suicida el integrista que invitó a café a los presos para celebrar el 11-M

Mustafá Zanibar pertenecía a la segunda célula detectada en la operación Nova.

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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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El marroquí Mustafá Zanibar, uno de los 42 integristas detenidos en las operaciones anti-islamistas del pasado otoño ordenadas por el juez Baltasar Garzón, se suicidó a primera hora de la tarde de este jueves en su celda de la prisión zaragozana de Zuera. Zanibar, que en los últimos años se había radicalizado hasta el punto de convertirse en una suerte de imán dentro de las prisiones por las que pasó, fue el preso que el 11-M invitó a café a los internos de su módulo de la cárcel pontevedresa de A Lama para celebrar la masacre. Según explicaron fuentes de Instituciones Penitenciarias, el cadáver del preso fue encontrado sobre las 14.00 horas en su celda, cuando los funcionarios le llevaron el almuerzo. Zanibar, que en los controles de las 9.00 y las 12.00 horas estaba vivo, se ahorcó con su propio cinturón colgándose de la ducha de su celda del módulo de aislamiento de Zuera, a donde había sido trasladado el pasado 25 de noviembre. Aislado El preso había sido enviado el pasado 25 de noviembre desde la cárcel de Nanclares de Oca (Álava), donde fue «detenido» en octubre por Garzón, hasta Zaragoza dentro de la política de dispersión de reclusos islamistas ordenada por el Ministerio del Interior. Unas ordenes que Instituciones Penitenciarias dio después de que las «operaciones Nova» de Garzón entre octubre y noviembre del 2004 pusieran al descubierto los planes de varios presos integristas de atentar en Madrid. Desde entonces, Mustafá Zanibar permanecía aislado y sin contacto con el resto de los reclusos. Zanibar, según Garzón, pertenecía al segundo nivel del denominado grupo Martires para Marruecos, una célula de relevo que debía entrar en acción una vez que el primer comando estrellara un camión suicida lleno de explosivos contra la Audiencia Nacional. Este segundo contingente, que Zanibar encabezaba junto al terrorista Addila Mimón, tenía como objetivo volver a atentar en Madrid contra las estaciones de trenes de Príncipe Pío y Atocha, el estadio Santiago Bernabéu, la sede del Partido Popular en la calle Génova, el emblemático rascacielos de Torre Picasso y el Palacio de Exposiciones y Congresos. Aunque Mustafá Zanibar se había convertido en uno de los internos más radicales de las cárceles españolas, no entró en prisión acusado de pertenecer a ninguna célula integrista El recluso fallecido fue condenado en 1996 a 29 años de cárcel por quemar vivo a un compatriota suyo, al que prendió fuego una noche mientras trabajaban en los cultivos bajo plástico de la localidad almeriense de El Ejido. Radicalización en la cárcel Mustafá Zanibar pasó por varias cárceles españolas y poco a poco fue radicalizándose hasta que -según los informes de prisiones- se convirtió en un preso integrista muy influyente, incluso llegó a crear una red de extorsión de presos musulmanes en la cárcel de A Lama. El recluso fallecido logró captar a varios acólitos entre los internos árabes indigentes de la cárcel pontevedresa a base de ingresarles dinero en el peculio y de pagarles pequeños gastos dentro del centro penitenciario.

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