¿Ciudadanos autónomos o pensionados?

Para la familia de Clara fue una decepción comprobar que el programa de fisioterapia en atención temprana se limitaba a media hora a la semana. Tampoco entendieron la rigidez de la Junta cuando al cumplir la niña los tres años se niegan a mantenerla un año más en una guardería de su red. Su desarrollo motórico era inferior al de otros niños -empezó a andar con dos años y medio y a los tres se soltó de la mano- y estaba en un curso con niños más pequeños, pero la administración no transigió. «Dicen que es la norma y que nos busquemos la vida, pero en cambio en la guadería municipal sí la admiten». Allí pasa un año «sin problemas y nosotros, muy contentos». A los cuatro años la escolarizan en el colegio Antonio Valbuena, aconsejados por los diferentes especialistas puesto que es el centro de referencia para niños y niñas con dificultades motóricas. Al entrar en la escuela, Clara pierde el derecho a los tratamientos de logopedia y motricidad; otra vez prevalece la norma. Al pasar a Primaria, logran que la Dirección Provincial de Educación proporcione a Clara un ordenador, porque sus dificultades motrices con el giro de la mano le impiden sujetar el lápiz y para leer necesita letras muy grandes. Pero en el colegio nadie se ocupa de pasar los ejercicios a este soporte, «ni las editoriales les proporcionan». La madre ha tecleado en el ordenador el libro de lectura de Clara al tamaño que ella lo puede ver. Luego, grapa cuidadosamente cada página en el libro de texto para que la niña lo maneje como sus compañeros. Carlos ha dedicado este curso 600 horas para adaptar el resto de los libros de Clara al ordenador, la mitad de lo que era su jornada laboral anual hasta que se prejubiló. «Las deficiencias del sistema educativo, organización de los centros y la falta de especialización de algunos maestros nos obligan a hacer una gran parte del trabajo académico en casa, lo que nos quita tiempo para las otras terapias», lamentan. En la escuela, agregan, «aumenta la matrícula de niños con necesidades especiales, pero los recursos disminuyen». En su opinión, «invertir más» en personas como Clara es demostrar que los gobernantes apuestan por futuros ciudadanos «autónomos y productivos, en lugar de pensionistas de por vida». En la realidad que ellos palpan las políticas antidiscriminación, «están sobre el papel, no en los recursos públicos».