Las multas sumaron, sólo el año pasado, 133.000 euros, pero su eficacia se ha demostrado nula

Las inspecciones realizadas por la Policía Municipal en discotecas, bares nocturnos, cafeterías y salas de juego, que deben cerrar sus puertas entre las 2.00 y las 4.00 horas, incluído el fin de semana han crecido considerablemente durante el último año, con una media de una sanción diaria, que se duplicó en noviembre y diciembre pasado, según estadísticas municipales. Teóricamente cada local debe tener en su interior un equipo o limitador acústico para controlar los ruidos, pero un informe contratado con expertos de la Universidad con cluye que o bien la mitad no funcionan o han sido manipulados. La Policía Municipal es la encargada de realizar los controles y la Junta de aplicar las posibles sanciones, pero entre el ir y venir del papeleo de una administración a otra resulta más rentable a los propietarios pagar las sanciones que cumplir la normativa. Según la concejalía municipal de Medio Ambiente durante, el pasado año el Ayuntamiento abrió y trasladó a la Junta algo más de 400 expedientes de incumplimiento de la normativa sobre ruidos, de los cuales se derivaron sanciones por valor de también algo más de 133.000 euros (22 millones de las desaparecidas pesetas), que no fueron sufientes, sin embargo, para desanimar a los infractores. En los informes oficiales no figura, pero, de hecho, a los dueños de los bares les compensa, a menudo, mantenerlos abiertos y «a toda pastilla» fuera de horario porque la recaudación de caja supera con diferencia el riesgo de las multas.. Sólo en noviembre y diciembre la Junta se atrevió a clausurar temporalmente uno y seis locales, respectivamente, mientras que antes todo se resolvía con sanciones económicas, salvo conflictos de orden público.