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Calles y barrios enteros, con miles de inquilinos, están afectados por la actividad de locales de ocio nocturnos

Seis particulares ponen en marcha el grupo Alcor de vecinos contra el ruido

La última medida polémica ha sido el traslado del recinto ferial a las cercanías del Polígono 10

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Antonio Núñez - león
León

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«Las indemnizaciones se establecen con parámetros muy etéreos, salvo que medien problemas de salud» EDUARDO MORATO , presidente de Alcor La Asociación León contra el Ruido (Alcor) intenta abrirse camino desde finales del pasado año y aglutinar al mayor número posible de afiliados para protestar contra las actividades molestas que generan locales y empresas de ocio, casi siempre ubicados en unas pocas zonas de la ciudad, aunque hasta ahora ha cosechado escaso éxito: sólo seis socios. Sus promotores, encabezados por el abogado Eduardo Morato, no se desaniman, a pesar de haber atendido sólo dos docenas de consultas, un 75% de ellas en León capital y el resto desde otras localidades de la provincia. El letrado Morato asegura con mucha moral que «estamos empezando sin más escaparate que una página en Internet con el nombre de www.stopalruido.org. Alcor piensa estrenarse en el mundo de las demandas por abusos de ruido con una querella de parte de sus propios fundadores sobre el traslado del recinto ferial de las fiestas de San Juan hacia las inmediaciones del Polígono 10, al lado del hipermercado Carrefour, donde, según ellos, es casi imposible vivir sin sobresaltos durante la segunta quincena de junio. Esperan que se sumen vecinos de otras barriadas atacadas igualmente por el mal del ruido, como los de las llamadas «zonas de copas» del Barrio Húmedo, la calle Lancia o la de Burgo Nuevo. «Hasta ahora no hemos tramitado ninguna denuncia concreta, pero tenemos ya la primera en preparación: un conttencioso-administrativo contra el Ayuntamiento para el caso de que no quiten de aquí y reubiquen lejos el recinto ferial de las fiestas, que fue el detonante para que creáramos nuestra asociación». Devaluados La contaminación acústica provocada por los ruidos, tanto de locales de ocio, como por el tráfico excesivo o cualquier otro motivo, está provocando serios problemas a los vecinos, según Morato, que se podrían resumir en dos: «uno, el económico, porque en un tiempo de revalorización generalizada de las viviendas a precios millonarios, las nuestros se han devaluado, por el contrario, entre un 5% y un 10%, dependiendo de las zonas; y, otro, el de calidad de vida, puesto que resulta difícil compatibilizar un mínimo de descanso norturno con el ritmo y actividad de los locales de al lado o de abajo. «Si viene un comprador de fuera de la ciudad para vivir en León lo normal es que prefiera comprar e irse a vivir directamente a la periferia en vez de quedarse e invertir en el centro». El calvario de cualquier vecino afectado por este tipo de conflictos es también largo, además de costoso. Hay que denunciarlo, en primer lugar, en el Ayuntamiento y luego elegir entre la vía penal o civil contra los responsables del desaguisado, mientras la Junta decide qué tipo de sanciones administrativas se pueden aplicar, lo que puede tardar meses. Si se opta por la vía penal «hay pocas posibilidades de que el asunto prospere, hablando objetivamente», y desde el civil «las indemnizaciones se establecen desde parámetros muy etéreos, salvo que haya problemas de salud, porque, si sólo son molestias, no hay casi nada que hacer, los costes corren por cuenta de cada parte y te eternizas en el tiempo». «La ventaja de pertenecer a Alcor», se enfatiza, «es que podríamos iniciar acciones colectivas y baratas, recabar la solidaridad de otras asociaciones a nivel nacional y disponer de asesoramiento especializado, lo que no es poco».

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