| Crónica | Secuelas de la tragedia |
Miles no han podido olvidar
El consumo de antidepresivos, alcohol y tabaco aumentó un 16% en Madrid tras el 11-M y casi 250.000 madrileños sufrían trastornos psicológicos en enero
Depresiones, estrés, ataques de pánico y miedo son los principales trastornos psicológicos padecidos por la población madrileña a raíz del 11-M. Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad Complutense de Madrid concluye que a comienzos de 2005 -casi nueve meses después de los atentados- aún había en la capital 249.500 personas que no habían superado el horror. El consumo de antidepresivos, alcohol y tabaco aumentó un 16 por ciento tras los atentados. La muestra complementa otra realizada entre abril y junio de 2004, meses posteriores a la matanza, y pretende medir la evolución de los trastornos en la población madrileña mayor de edad. Fue realizada entre octubre y diciembre entre 1.445 personas: 924 residentes en los 21 distritos de la capital, 268 de los lugares donde estallaron los trenes (Atocha, Santa Eugenia y el Pozo), 98 víctimas y familiares y 155 miembros del servicio de emergencias. En cuanto a la población general, la primera evaluación -de abril a junio- mostró que el 8 por ciento de la población, unas 200.000 personas, tenía síntomas de depresión mayor. Este segundo muestreo refleja que el número de deprimidos disminuyó un 69 por ciento en los últimos meses del 2004, pero aún eran 62.000 los afectados por ese mal. En los casos de estrés postraumático el descenso fue aún mayor: de unos 57.000 casos detectados en los meses posteriores a 17.500 a comienzos de este año. La primera evaluación también reveló que el 10,9 por ciento de la población urbana -unos 270.000 individuos- tenía síntomas que cumplían los criterios de ataque de pánico. Esta segunda evaluación mostró una reducción considerable; considera que a finales de 2004 sufrían ataques de pánico esporádicos 98.000 personas. El porcentaje de afectados que cronificaron el mal y desarrollaron un trastorno de pánico asciende a 72.000 personas. La prevalencia de estos males es mayor entre las víctimas y sus familiares. Si la primera evaluación mostró que el 31 por ciento sufría depresión, el segundo estudio dice que en los últimos meses algo más de la mitad consiguió sobreponerse, pero el resto continuaba padeciendo la enfermedad. En los casos de estrés postraumático, ataques y trastornos de pánico, se mantenían a comienzos del 2005 en la mitad aproximadamente de quienes los padecieron tras los ataques. Entre el personal de emergencias han desaparecido los casos de depresión y de estrés postraumático. Los casos de ataques de pánico disminuyeron más del 70 por ciento.