La cacería se inicia en el oasis

Los pronósticos de quienes siguen desde hace tiempo a Pasqual Maragall fallaron. Pasó más de un año en la Generalitat hasta que el ex alcalde de la Barcelona olímpica generó una gran polémica con unas de sus declaraciones, las maragalladas, como las conocen en Cataluña. Con su alusión al «problema» que según él tiene CiU con el 3%, el president desencadenó una tormenta política sin precedentes en la hasta ahora plácida Cataluña. Se extinguió así el oasis catalán, del que presumían en Barcelona en contraposición con la crispación madrileña. Pero el vendaval podría extenderse en múltiples direcciones y acabar en un escándalo judicial de dimensiones incalculables. De momento, ya hay un pequeño constructor, Juan Antonio Salguero Sánchez, que asegura haber pagado comisiones de un 20% a un intermediario vinculado familiarmente al ex conseller de CiU Felip Puig, por la adjudicación de obras de rehabilitación de viviendas. La Generalitat ha confirmado que esas obras existieron. Desde que llegó a la Generalitat el equipo del tripartito se exten-dieron las alusiones bajo cuerda a los supuestos escándalos que escondían las alfombras de 20 años de pujolismo. Ahora, existe la posibilidad de que comiencen a airearse, aunque quizá al PSC, con otros tantos años de gobierno en los principales ayuntamientos a sus espaldas, tal vez no le convenga. Serían Esquerra, fuerza gobernante pero dirigida por un Carod Rovira que parece jugar a menudo de líder de la oposición, y el PP los principales beneficiados de una hipotética explosión de casos de corrupción con El Carmelo como epicentro.