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EN EL EJÉRCITO

«Si me va bien, cuando termine el contrato de tres años seguiré o haré pruebas para poder ascender»

María Herrera Montenegro firmó un contrato de tres años en el Ejército

Publicado por
León

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A María Herrera la vocación militar le viene de familia, aunque es la primera de su casa que entra en el Ejército español, porque ella es colombiana. Hace tres meses superó las pruebas de acceso y tras concluir el período de formación se incorpora este mes a un puesto de soldado en Paracuellos del Jarama. «Ya había averiguado hace mucho tiempo cómo entrar en el ejército pero como estaba trabajando no podía», explica. Sus aspiraciones son «crecer como persona y aprender», aunque es consciente de que en la carrera militar tal vez no sea para toda la vida. Lo tiene muy «investigado», como dice ella: «Ahora firmé un contrato de tres años y cuando se termine si quiero sigo o también puedo estudiar, presentarme a pruebas y ascender». Si le va bien, no duda de que seguirá de uniforme. María tiene veinticinco años y llegó a León de la mano de su hermana. «Trabajé en el servicio doméstico y de camarera por la provincia» hasta que pudo permitirse «parar» un tiempo para ingresar en el Ejército. Aún desconoce cuál va a ser su cometido cuando se incorpore al trabajo el próximo 14 de marzo. «Mi hermano y toda mi familia están muy contentos». Seguirá viniendo a León porque aquí está su hermano y la familia de su novio. 15,7% mujeres soldado. En 2000 había tan sólo un siete por ciento de mujeres militares, porcentaje que ascendió al doce en 2003 y que en la actualidad alcanza el 15,7 por ciento. El Ejército lo achaca a medidas de concilia- ción de la vida familiar y laboral. Las mujeres inmigrantes también optan a este empleo.