Asociaciones contra la violencia de género y partidos critican el simil y lo califican de frívolo
Maragall asegura que se siente como «una mujer maltratada»
Mas amenaza con otra moción de censura y ofrece a ERC cambiar el mapa político
El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, aseguró ayer que su Gobierno se siente «como una mujer maltratada» ante los ataques de la oposición. Con este símil -«frívolo», según la red feminista contra la violencia de género;«desafortunado», según la asociación de Mujeres Progresistas- el jefe del Ejecutivo catalán pretendía dar a entender que está siendo injustamente tratado de una parte por CiU, que le ha presentado una querella por injurias y calumnias a raíz de su polémica mención al cobro de comisiones ilegales y, de otra, por el PP que le obligará a enfrenarse a una moción de censura en el Parlamento catalán ante la «grave crisis política» generada tras los sucesos del Carmel. Maragall aseguró que su principal preocupación son «los vectores fundamentales que hacen referencia a mujeres, jóvenes y sus vicisitudes» y que, por lo tanto, no se dejará arredrar. En un acto en el Palau de Pedralbes de la capital catalana, organizado por el Institut Català de la Dona para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, insistió en que al margen de las discusiones tan «enojosas» del día a día, «se tiene que avanzar». Y prometió que el Gobierno tripartito, da la «garantía de que ninguna obra se parará». El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, consideró ayer como «un profundo error» las declaraciones del presidente de la Generalitat, al tiempo que le advirtió de que «ningún sufrimiento personal» se puede llegar a comparar con un «ataque político» en democracia. Incidió en que, con sus palabras, ha ofendido a todas las víctimas de la violencia de género. «La comparación es, cuando menos, desafortunada y muy desgraciada», aseveró. Si con estas declaraciones el presidente de la Genealitat pretendía dar por zanjado el asunto, no lo consiguió. Al margen de soliviantar a las agrupaciones feministas, provocó en los nacionalistas de CiU una nueva advertencia. Su líder, Artur Mas, anunció que si no se rectifican las insinuaciones de corrupción que Maragall vertió contra su partido, seguirá los pasos del PP y planteará una moción de censura. «con el objetivo de cambiar el mapa político catalán y a un presidente que no está a la altura». Cambio político Para que esa moción prosperara, CiU requeriría el apoyo de los republicanos de Esquerra. Y a ellos se dirigió Artur Mas al solicitarles que tomen conciencia de que pueden alcanzarse «fórmulas alternativas al Gobierno que devuelvan la calma y la serenidad a Cataluña y que dibuje los caminos que de verdad necesita». Su llamamiento llega un día después de que el propio Josep Lluís Carod Rovira anunciara que, pese a creer que Pasqual Maragall se «tiró a la piscina» con su insinuación, continuará apoyando al Ejecutivo tripartito que en su día propició. El presidente de CiU hizo además al jefe del Ejecutivo catalán responsable único del bloqueo sufrido por las negociaciones sobre el nuevo Estatuto. Un bloqueo con el que, según él, tanto Mariano Rajoy como el presidetne José Luis Rodríguez Zapatero se están «frotando las manos» . El primero porque tiene la oportunidad de «dar puñetazos al PSOE» y «enterrar» la reforma. El segundo porque va a conseguir «matar dos pájaros de un tiro»: «tiene al PSC cogido por el cuello -dijo- y se salva de tener que cumplir su compromiso de aprobar el Estatuto que salga del Parlamento de Cataluña». Así, Mas se exculpó de cualquier responsabilidad en la paralización del Estatut y se ofreció como «garante» de que saldrá adelante. «Este Gobierno a veces se siente un poco como una mujer maltratada» PASQUAL MARAGALL Presidente de la Generalitat