«El terrorismo no tendrá nunca la última palabra»

La Familia Real al completo asistió al solemne funeral celebrado en la catedral de la Almudena en memoria de los 192 fallecidos en los atentados del 11 de marzo del 2004. La ceremonia fue oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, quien en la homilía intentó aportar consuelo a los familiares de las víctimas y proclamó que «el terrorismo no tiene ni tendrá nunca la última palabra ni en la vida de los pueblos ni en la determinación de sus destinos». Los Reyes, los Príncipes de Asturias, las infantas Elena y Cristina y sus esposos, de luto riguroso, se situaron a la izquierda del altar mayor, mientras que las víctimas de los atentados y sus familiares ocuparon la nave central del templo. Detrás de la Familia Real se ubicaron las autoridades políticas: el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa, el presidente del Congreso, Manuel Marín; la presidenta del Tribunal Constitucional, Maria Emilia Casas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón y el ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo. Junto a ellos, el presidente del PP, Mariano Rajoy; el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, y el secretario general de Comisiones Obreras, José María Hidalgo, entre otros. El funeral fue oficiado por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, quien estuvo asistido por ocho obispos y arzobispos, entre ellos el recién elegido presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Ricardo Blázquez. «No te dejes vencer por el mal: antes bien vence al bien con el mal», leyó Rouco y apeló a la doctrina establecida por el Papa en su libro Memoria e identidad para condenar las «ideologías del mal, que han marcado la historia del pasado siglo XX» y repudiar «las teorías contemporáneas que pretenden justificar y/o explicar el terrorismo actual.