Diario de León

El 60% de los 3.000 kilómetros fluviales tienen una salud aceptable, pero sólo en sus cabeceras y en la alta montaña

Casi la mitad de los cursos de los ríos leoneses sufre contaminación grave Uno de cada cinco pueblos carece aún de sistemas elementales para depurar aguas

La Confederación Hidrográfica del Duero sólo controla veinte tramos dos veces al año

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Antonio Núñez A. Núñez - león león
León

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Poco más de un 60% de los aproximadamente 3.000 kilómetros de ríos trucheros con que cuenta la provincia de León, según el mapa turístico que se promociona desde los años setenta, cuenta con una «salud ecológica» aceptable y que supere el aprobado de cinco puntos en una escala de uno a diez, de acuerdo con el último informe realizado por la Universidad para la Diputación. Escombreras, vertidos orgánicos directos desde colectores urbanos o rurales, filtraciones desde explotaciones ganaderas. la contaminación de abonos agrícolas o productos fitosanitarios para preservar las cosechas amenazan la supervivencia de numerosas especies piscícolas y de las terrestres que se nutren en las riberas, en un proceso de degradación que, a pesar de todo, aún no es irreversible. Según el catedrático del departamento de Ecología de la Universidad de León, Estanislao de Luis Calabuig, un estudio realizado a primeros de la década de los noventa advertía ya sobre el elevado riesgo de contaminación en practicamente todos los cauces fluviales leoneses, especialmente en el Orbigo, el Esla y el Bernesga aguas abajo de las cabeceras de comarca, incluída la capital. El Sil, nada más salir de Villablino, era considerado ya enconces como un «caso aparte» por los letales vertidos de minas y de los lavaderos de carbón. Según Calabuig, un estudio de su departamento, en cuya actualización ahora han participado colaboradores como Paula Arroyo y José Manuel Alvarez, cifraba en aproximadamente 140 tramos de río los cauces afectados por la contaminación dentro de la cuenca del Duero, de los que una veintena correspondían a mediciones realizadas en la provincia leonesa. El estudio se realizó en las cuatro estaciones del año, contando con los periodos de máxima afluencia de agua o deshielo en invierno y los de estiaje o máxima sequía en verano. Los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Duero mantienen desde entonces sus propios controles periódicos, pero se limitan a hacerlos de seis en seis meses. Durante los últimos cinco años sólo han mejorado de forma destacable dos tramos fluviales: el del Sil, aguas abajo de Villablino, y el del Bernesga a la salida de León capital, ambos por contar con dos recientes depuradoras. Por el contrario, el resto de los ríos carece apenas de tratamiento y, si lo tienen, no es operativo: un 20% de los pueblos leoneses vierten directamente a los ríos sus residuos domésticos, industriales o ganaderos, sin contar, tan siquiera, con un pozo, una fosa séptica o cualquier decantador, y «del 80% restante se puede decir que las instalaciones funcionan de forma defectuosa». Ponferrada, por ejemplo, carece todavía de depuradora, aunque sea el segundo núcleo de población de la provincia con cerca de 80.000 habitantes. A primeros del 2006 la normativa europea obligará a cumplir un estricto reglamento para poblaciones de 2.000 a 10.000 habitantes, que preocupa a la Diputación: la mitad de la población provincial está residenciada en pequeños o medianos municipios con servicios tutelados desde el Palacio de los Guzmanes, de ahí el encargo a la Universidad para que estudie el problema y el grado de salud de los ríos leoneses en las áreas rurales. El tema no es baladí y afecta, incluso, a los pueblos más minúsculos, donde una vaca cuenta, por ejemplo y a efectos de contaminación, como 3,8 paisanos. La Diputación inició en 1989 un programa de construcción de depuradoras fluviales, cuyo balance nadie ha cuantificado todavía. De hecho, para medir la contaminación de los ríos el Palacio de los Guzmanes ha tenido que recurrir al departamento de Ecología de la Universidad, cuyos responsables esperan entregar un informe definitivo esta misma semana para ser presentado en rueda de prensa por el diputado de turno en fechas próximas. A falta de conocerse las conclusiones oficiales y definitivas, un primer avance se limita a reflejar que la contaminación de los ríos es similar ahora a la de los primeros años noventa, fecha desde la que la Diputación ha construído aproximadamente cuarenta estaciones depuradoras en las zonas rurales. Según César Roa, encargado del departamento de Medio Ambiente de la Diputación, próximamente se darán a conocer todos los datos del estudio elaborado por un equipo de técnicos universitarios encabezado por el catedrático Estanislao de Luis Calabuig, «pero el problema es que no hay apenas coordinación entre las administraciones públicas, y eso lo puede usted poner bien claro: nosotros sabemos las depuradoras que tenemos o hemos ayudado a hacer, pero prácticamente desconocemos lo que hace la Confederación Hidrográfica del Norte, lo que pasa con el río Sil más allá de Galicia, o incluso antes, o los que vierten de Valdeón y Sajambre hacia Asturias». Instalaciones más o menos recientes aparte, de los aproximadamente 1.600 núcleos de población censados en la provincia aproximadamente 400 siguen vertiendo directamente las aguas fecales al río más próximo sin ningún tipo de tratamiento. El problema incluye explotaciones ganaderas, además de los vertidos domésticos e, incluso, las primeras, empiezan a ser ecológicamente más preocupantes que los segundos. La Diputación leonesa desconoce el número de depuradoras que han construído o ayudado a financiar otras administraciones dentro de la propia provincia, al igual que la calidad del agua de los ríos, cuyo control depende de la Confederación Hidrográfica del Duero. En estas condiciones es practicamente imposible disponer de un mapa completo sobre calidad de aguas superficiales o subterráneas, por lo que, a la hora de realizar controles globales, resulta inevitable encargarlos a terceras instituciones, preferiblemente a departamentos de la Universidad que funcionan y trabajan al margen de cualquier demarcación burocrática. «La salud de los ríos es igual que a comienzos de los noventa y todo sigue más o menos lo mismo» ESTANISLAO CALABUIG Catedrático de Biología en la ULE «Puede poner bien claro que no hay coordinación entre las administraciones» CÉSAR ROA Técnico de la Diputación «Estamos perdiendo especies exclusivas de León y del norte de España» JOSÉ CARLOS PENA Decano de la Facultad de Biológicas «El río es un ecosistema en peligro de extinción y los embalses un trauma, aunque no el peor» ESTANISLAO DE LUIS CALABUIG, catedrático de Ecología

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