El presidente elude opinar sobre el término «comunidad nacional»
Ni respaldo ni sanción. José Luis Rodríguez Zapatero eludió ayer de forma expresa juzgar la propuesta del presidente del Consejo de Estado para sustituir en la Constitución el término nacionalidad por el de comunidad nacional y dejó así abierta la duda sobre su propia opinión. En un cara a cara con Rajoy, durante la sesión parlamentaria de control al Gobierno, el jefe del Ejecutivo se limitó a manifestar su respeto a la «libertad de criterio» de Francisco Rubio Llorente. «Estoy seguro -dijo- que desde su independencia va a desarrollar una brillante función al servicio de la reforma constitucional». Eso fue todo. El líder de la oposición fue incapaz de arrancarle una palabra más sobre el asunto. Ninguno de sus interrogantes obtuvo respuesta «¿Está Zapatero más cerca de Pasqual Maragall, que aplaudió la idea de Rubio Llorente, o de José Bono, que la criticó?» -preguntó Rajoy-. «¿Qué es una comunidad nacional? ¿Cuáles son sus efectos? ¿Quién puede constituirla?» y, por último, «¿para qué sirve ese debate?». Esquivo El presidente del Gobierno optó por esquivar el aluvión de preguntas y se salió por la tangente. En una primera intervención criticó la «alergia» del PP al cambio. «Es un dato histórico», arguyó. «Y lo es también -prosiguió- que todas las Constituciones del entorno europeo han sido reformadas en diversas ocasiones y que las fuerzas políticas que se niegan a las reformas acaban reformadas por los ciudadanos en las urnas». Rajoy insistió en que la sociedad debe saber qué piensa el jefe del Ejecutivo sobre un asunto como éste, reprochó a Zapatero que haya pedido al Consejo de Estado un informe para cambiar la carta magna y le instó a retirar esa consulta. «El presidente del Gobierno es usted y no el señor Rubio Llorente», reprochó. Zapatero aprovechó su segundo turno para cambiar de tercio y se lanzó a hablar de su política exterior. La excusa: la frase que había lanzado Rajoy el día anterior cuando dijo que la diplomacia socialista parecía «una orgía permanente». «Ya que hablamos de declaraciones...», dijo para justificar su 'huída', «no sé que le habrán contado a usted, pero le puedo asegurar que no es para tanto».