Diario de León

«Los servicios sociales se han hecho un monstruo para el presupuesto»

Ana Guada, concejala delegada para servicios sociales

Ana Guada, concejala delegada para servicios sociales

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A. Núñez - león
León

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El Ayuntamiento de León gastó el año pasado 6,1 millones de euros (más de mil millones de las desaparecidas pesetas) en servicios sociales, de los que un 65% fueron financiados con fondos propios, otro 26% por la Junta y el 9% restante por los propios usuarios, que se limitaron a aportar apenas una décima parte del coste de los servicios percibidos. Según la concejala delegada de este área Ana Guada, este tipo de ayudas «se han convertido en un monstruo», si bien en el mejor sentido de la palabra, teniendo en cuenta que cuando empezó a ofertarlas el Ayuntamiento en 1988 sólo se atendía a una veintena de personas, residencias de la tercera edad aparte. Las personas de la tercera edad consumen el 54,6% de este presupuesto, al que hay que añadir otro 24,5% para servicios sociales básicos, casi siempre en el mismo tramo de edad, un 12% para adultos con riesgo de exclusión social, un 5,8% para la infancia y un 3,3% para personas discapacitadas. Según Guada, los porcentajes de gasto, tanto por población como por colectivos, no difieren sustancialmente de los que se manejan en el resto de las capitales de la autonomía, «aunque cada programa de ayuda es un mundo diferente». «En temas de inmigración, por ejemplo», se añade, «no podemos compararnos con grandes ciudades, como Madrid, o con el sur, lo mismo que ellos no tienen los mismos índices de envejecimiento de la población que nosotros». En cuanto a posibles riesgos de picaresca en la percepción de este tipo de prestaciones desde el Ayuntamiento se limitan a señalar que «en la ayuda domiciliaria, por ejemplo, mucha gente de la tercera edad no vive sola, pero hay que procurar que las familias no queden hipotecadas por la carga de un pariente que no puede valerse por sí mismo, en cuyo caso sería seguramente peor para todos». Si un hijo o una hija tiene que salir a trabajar para ganar el dinero que mantenga mínimamente la casa, «es evidente que el Ayuntamiento no puede obligar a nadie a que cuide del abuelo», por muchos nietos que tenga. Se prevé que este tipo de servicios crezcan en proporción geométrica a medida que aumenten también las expectativa de vida de la población, que en España ronda ya los ochenta años.

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