Diario de León

La atención a las personas mayores ha creado más de 2.200 puestos de trabajo

Una monja afeita y asea a un anciano en la residencia de la tercera edad de Fontanil de los Oteros

Una monja afeita y asea a un anciano en la residencia de la tercera edad de Fontanil de los Oteros

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A. Núñez - león
León

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El cuidado a los ancianos se ha convertido durante los últimos años en una de las principales canteras de puestos de trabajo en la provincia, tanto en el sector público como en el privado. El servicio de ayuda a domicilio en León capital, por ejemplo, lo gestiona la empresa Ibérica de Servicios Sociales con más de 50 trabajadoras que se turnan, de casa en casa, repartiendo un horario laboral que tiene que dar a diario para media docena de domicilios cada una. A ellas se añaden 103 empleados municipales más, que cumplen las mismas labores o las controlan desde la burocracia, y otros 54 en la residencia de la tercera edad Virgen del Camino en el barrio de San Mamés. También la Diputación atiende a lo largo y ancho de la provincia a otros 2.000 jubilados en las zonas rurales a través de dos empresas privadas, cuyas subcontratas se reparten el mapa de Astorga hacia el Bierzo y de la Maragatería para acá, las cuales dan empleo, en todo caso, a más de quinientas trabajadoras sociales. La Diputación gasta en este tipo de programas cuatro millones de euros al año, con un presupuesto que financia, casi mitad por mitad, con la Junta, pero que durante la última década se ha multiplicado casi por tres. El mercado La Asociación Leonesa de Residencias de la Tercera Edad (ACLER) cuenta también con unas cuarenta empresas afiliadas, que atienden a 5.000 usuarios y dan trabajo a 1.700 empleados. El ratio o proporción entre los segundos y los primeros es muy elevado, en una proporción de un trabajador en activo por casa 2,4 jubilados, y con una cualificación profesional alta: uno de cada cinco empleos está ocupado por médicos, enfermeras, fisioterapeutas, etcétera, lo que también dispara el precio de las estancias, que se mueven actualmente entre 600 y mil euros al mes por término medio. Un mercado difícil de medir y que entra de lleno en la economía sumergida es el de la atención domiciaria a los ancianos en pisos o residencias clandestinas, que se mueven con baremos y criterios económicos como los de un servicio doméstico más, aunque, por supuesto, sin garantías de atención sanitaria para clientes de riesgo. Por último, hay también centros de la tercera edad atencidos por entidades religiosas, como el de la calle de la Corredera en León capital o las siete residencias que el grupo Mensajeros por la Paz regenta en La Bañeza, Vegacervera, Cacabelos, Valderas, Alija del Infantado Pola de Gordón y Mansilla de las Mulas, financiándose a medias con subvenciones oficiales y con aportaciones de los propios acogidos, herencias incluídas. El número de trabajadores en éstos últimos es también una incógnita, porque en gran parte se trata de miembros de órdenes religiosas que no cotizan a la Seguridad Social en todo, en parte o en nada.

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